En la madrugada del 26 de marzo, el buque Dali, con bandera de Singapur y cargado con 5.000 contenedores, chocó contra el puente Francis Scott Key, de Baltimore, provocando el derrumbe de la construcción en cuestión de segundos. El Dali partía hacia Colombo cuando se produjo la catástrofe. Los temores iniciales se confirmaron: media docena de personas perdieron la vida en el accidente.
Hubo que cerrar el puerto de Baltimore, dejando varados millones de toneladas de carbón, cientos de automóviles y entregas de madera y yeso. Unos 40 barcos estaban listos para zarpar el martes, y un gran número de buques procedentes del Atlántico no pueden atracar "hasta nuevo aviso", según declararon las autoridades portuarias.
Sólo el año pasado este puerto gestionó 47 millones de toneladas de exportaciones extranjeras.
Este accidente ha vuelto a poner en peligro el funcionamiento de las cadenas de suministro globales. Según han informado fuentes oficiales de la Guardia Costera de Estados Unidos, de hecho, el tráfico marítimo ya ha quedado suspendido “hasta nuevo aviso”.
“La suspensión del tráfico en Baltimore tendrá un efecto dominó significativo en las cadenas de suministro globales”, ha asegurado el director general del Instituto de Exportación y Comercio Internacional, Marco Forgione, en declaraciones recogidas por la BBC. Desde el incidente, una lista de compañías ya ha avisado sobre el impacto del accidente, que en algunos casos llega a suponer la interrupción de sus operaciones.
El sector que más se verá afectado será el automovilístico, que acumula la mayor parte de las exportaciones del sector de Estados Unidos en el puerto de la ciudad. Tan sólo el año pasado un total de 750.000 vehículos pasaron por las instalaciones de Baltimore de camino a otros países.
Otro de los sectores que verá más afectada su actividad, sin embargo, es el energético. “Baltimore es un importante exportador de gas natural licuado y eso tiene implicaciones para el Reino Unido y la Unión Europea”, han advertido desde la prensa del país.
La compañía naviera Maersk, la segunda más grande del mundo, y que tenía cargamento en el barco, también ha informado que omitirá su paso por el puerto de Baltimore de cara al futuro próximo, lo que hizo reaccionar a los mercados financieros y el miércoles las acciones de la naviera se desplomaron un 2,6%
Sin embargo, según declaró un analista de Nordnet a la agencia de noticias Reuters, a largo plazo, "este acontecimiento no es un catalizador importante para las cotizaciones bursátiles, a menos que surja algo desagradable, como indicios de negligencia grave detrás del accidente".
Gregory Daco, economista jefe de EY, también mantiene la calma. "Creo que los efectos macroeconómicos seguirán siendo limitados", declaró el miércoles a Bloomberg News.
El secretario de Transporte de EE. UU., Pete Buttigieg, advirtió de un "impacto importante y prolongado en las cadenas de suministro" tras el cierre del puerto de Baltimore. "Es demasiado pronto para ofrecer estimaciones sobre lo que costará despejar el canal y reabrir el puerto", declaró a los periodistas durante una reunión informativa celebrada el martes en Baltimore.
Los costes de reconstrucción del puente se estiman entre 500 y 1.200 millones de dólares (462 y 1.100 millones de euros), con un plazo de construcción de al menos dos años.
Impacto en la industria automotriz
Los fabricantes de automóviles europeos, entre ellos Mercedes, Volkswageny BMW, mantienen una amplia infraestructura en la región de Baltimore para el envío de vehículos.
Un portavoz del fabricante alemán de automóviles BMW dijo en un correo electrónico a Reuters que la empresa no espera ningún impacto inmediato, salvo retrasos en el tráfico a corto plazo. La empresa utiliza el puerto de Baltimore para importar vehículos, pero la terminal de automóviles está situada en la entrada del puerto, frente al puente, y todavía se puede acceder a ella, añadió el portavoz.
El gigante automovilístico estadounidense Ford, sin embargo, tendrá que "desviar piezas a otros puertos", lo que afectará su cadena de suministro. El director financiero de Ford, John Lawler, dijo a Reuters, en un comunicado, que, "en los casos en que sea necesario encontrar soluciones a corto plazo, nuestro equipo ya ha asegurado alternativas de transporte".
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