Geopolítica y Ciencia política
Originalmente la geopolítica surgió de la ciencia política en un intento de entender el Estado en unos términos diferentes, alejados del formalismo de las ciencias jurídicas del s. XIX. Esto fue obra de Rudolf Kjellén, politólogo sueco que acuñó el término geopolítica. De hecho, el propio Kjellén no dudó en explotar este concepto para desarrollar su particular forma de entender la ciencia política.
La aparición y desarrollo de la geopolítica en el plano intelectual respondió al interés de Kjellén de analizar el comportamiento del Estado considerado este como un organismo geográfico. En sucesivas obras a lo largo de comienzos del s. XX, Kjellén perfiló sus ideas con el propósito de transformar la ciencia política a través de un modo específico de entenderla por medio de la geografía, y orientada al estudio del Estado.
Así pues, desde el principio la geopolítica estuvo ligada a la ciencia política en el plano intelectual y académico. Sin embargo, a lo largo del s. XX, y como resultado de la popularización de la obra de Kjellén en algunos círculos intelectuales, especialmente en Alemania, fueron numerosos los geógrafos los que comenzaron a interesarse por este concepto tan novedoso y, desde la geografía política, comenzaron a adaptar la geopolítica a sus particulares estudios geográficos. Esto hizo que a la postre la geopolítica fuese asociada en muchas ocasiones a la geografía política, e incluso considerada un sinónimo de esta última. Pero a pesar de todo esto no desaparecieron aquellos autores que han continuado concibiéndola como una rama específica de las ciencias políticas.
Es importante apuntar que la mayoría de los autores que han enfocado la geopolítica como una ciencia política han hecho del Estado su principal objeto de estudio. Si ya en su momento el propio Kjellén se opuso a la concepción del Estado como única y exclusivamente una construcción legal, los autores posteriores asumieron la mayor parte de sus planteamientos, al mismo tiempo que continuaron vinculando la geopolítica a la ciencia política.
A través de Kjellén la geopolítica vino a enfocar el Estado desde un prisma territorial en el que los factores geográficos son un elemento explicativo fundamental. Esto llevó a reformular la naturaleza del Estado que permitió su conceptualización en unos términos nuevos, diferentes de la perspectiva que históricamente lo ha presentado como un fenómeno legal aislado de la vida de la sociedad. Para Kjellén era necesario que la ciencia política ampliase su esfera de pensamiento, investigación y enseñanza para abarcar el conjunto de aspectos que conforman la naturaleza del Estado. Y es aquí donde puso el énfasis en su dimensión geográfica.
Esta aportación permitió trascender el formalismo jurídico que hasta entonces había conducido el estudio del Estado, y amplió la perspectiva de la ciencia política. Como consecuencia de esto la geopolítica estuvo vinculada a los estudios de ciencia política, que es justamente lo que ha hecho que distintos autores, especialmente durante el periodo de entreguerras, intentasen convertir la geopolítica en una ciencia política oficial del Estado, y sobre todo en una herramienta al servicio del imperialismo y expansionismo alemán. En cualquier caso hay que constatar igualmente que no todos los autores sostuvieron este punto de vista, sino que otros muchos, desvinculados de las pretensiones de la Alemania de aquel entonces, no dudaron en considerar a la geopolítica con una subdisciplina de la ciencia política.
Entre los autores que consideran que la geopolítica forma parte de la ciencia política cabe mencionar a Jorge E. Atencio quien, a partir de su particular clasificación disciplinar de los diferentes campos de conocimiento que identificó, afirmó que por su base geográfica debe ser considerada una geociencia, pero que por su finalidad está relacionada con la ciencia política. En lo que a esto se refiere Atencio apuntó que la finalidad de la geopolítica no es otra que el estudio de las relaciones existentes entre la tierra y las instituciones y vida políticas, que es justamente lo que la acerca a las ciencias políticas.[1]
Pero Atencio no está solo, sino que con él también coincide Augusto Pinochet que, no lo olvidemos, fue profesor de geopolítica en el ejército. Así, Pinochet hizo suyos muchos de los planteamientos de Kjellén, e igualmente consideró que la geopolítica es una rama de la ciencia política. Según su punto de vista la geopolítica estudia el crecimiento, cambio, evolución y dinámica de los espacios terrestres y de las fuerzas que luchan entre sí para sobrevivir. De esta forma la geopolítica tiene como finalidad interpretar el significado de la tierra al mismo tiempo que aspira a predecir el futuro. En la medida en que el Estado es su objeto de estudio central viene a ser una suerte de ciencia política que aporta una perspectiva geográfica de esta institución.[2]
Pero antes que Pinochet y que Atencio encontramos a otros autores que defendieron que la geopolítica forma parte de la ciencia política. Este es el caso de Clokie quien en 1944 afirmó en una revista académica vinculó la geopolítica a la ciencia política al afirmar que esta última podía hacer una serie de aportaciones con las que superar las carencias de la primera.[3] En una línea similar encontramos a Hans Weigert, quien presentó la geopolítica como parte del ámbito de la ciencia política, donde el politólogo utiliza los factores geográficos para una mayor y mejor comprensión de la política.[4] Si bien cabe matizar con respecto a este último autor que, pese a que ubicaba la geopolítica en el área de las ciencias políticas, no dudó en afirmar su especificidad.
Otros muchos autores también han sostenido que la geopolítica forma parte de la ciencia política, como es el caso del geógrafo brasileño Everardo Backheuser.[5] En un sentido parecido encontramos las observaciones de José Ignacio López, quien consideró la geopolítica como parte de la ciencia política y no como una rama de la geografía política.[6] Colin Gray, asimismo, tampoco dudó en identifica la geopolítica con el ámbito de las ciencias políticas, al mismo tiempo que no dudó en diferenciarla de la Geopolitik.[7] E igualmente encontramos al politólogo francés, Guillaume Faye, que entendía la geopolítica como una rama de la ciencia política.[8]
Sin embargo, la aparición de nuevas corrientes geopolíticas y las aportaciones hechas por geógrafos a este ámbito de conocimiento han contribuido de un modo considerable a reubicar a la geopolítica en el ámbito de las ciencias geográficas. Esto es especialmente evidente con la geopolítica crítica, compuesta inicialmente por geógrafos procedentes de universidades americanas, británicas e irlandesas, que la reconceptualizaron en unos términos completamente diferentes para, acto seguido, incorporarla a la geografía política. Tal es así que en la actualidad es bastante habitual que los estudios geopolíticos como tales estén copados por autores vinculados a publicaciones como Political Geography, Annals of the Association of American Geographers, Geopolitics o Antipode. En relación a todo esto puede decirse que los autores de la geopolítica crítica detentan una posición dominante sobre el campo de la geopolítica desde sus cátedras de geografía en las universidades norteamericanas, y que la propia crítica de la geopolítica crítica ha contribuido decisivamente a este escenario.
Juntamente con lo anterior hay que constatar el declive que la geopolítica sufrió dentro de la ciencia política. Esto se debió a diferentes factores, principalmente al estigma que recibió como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, y más concretamente debido a su asociación a politólogos que apuntalaron en el terreno intelectual, ideológico y académico los proyectos imperialistas de Alemania al dotarles de legitimidad a través de la geopolítica. A esto cabe sumar un creciente desinterés entre los politólogos por la geopolítica durante las décadas centrales del s. XX. A pesar de esto no son nada desdeñables las aportaciones hechas a la geopolítica por politólogos como Margaret y Harold Sprout, sin olvidar otras figuras no menos relevantes que influyeron a autores posteriores, como sucede con Nicholas Spykman.
No fue hasta la década de 1970 que la geopolítica comenzó a ganar cierta presencia tanto en el ámbito mediático como académico, lo que fue posible gracias al politólogo y especialista en relaciones internacionales, además de secretario del Departamento de Estado, Henry Kissinger. En este contexto Kissinger únicamente operó como iniciador de esa reintroducción de la geopolítica en el mundo universitario y también en la prensa. Desde las relaciones internacionales comenzaron a producirse diferentes aportaciones y estudios que adoptaron un enfoque geopolítico.
Sin embargo, no ha sido hasta hace relativamente poco que la geopolítica ha ganado terreno en el ámbito de la ciencia política, gracias a la aparición de algunas nuevas publicaciones, así como de su incorporación como asignatura en diferentes estudios de grado y postgrado. A todo esto le ha acompañado su reaparición en los principales medios de comunicación, lo que ha aumentado el interés tanto dentro como fuera de la ciencia política.
[1] Atencio, Jorge E., Qué es la geopolítica, Buenos Aires, Pleamar, 1986, pp. 42-43
[2] Pinochet Ugarte, Augusto, Introduction to Geopolitics, Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1981, p. 39
[3] Clokie, H. McD., “Geopolitics–New Super-Science or Old Art?” en Canadian Journal of Economics and Political Science Vol. 10, Nº 4, 1944, pp. 492-502
[4] Geopolítica. Generales y geógrafos, México, Fondo de Cultura Económica, 1943, pp. 23-24
[5] Backheuser, Everardo, “Geopolítica e Geografia Política” en Revista Brasileira de Geografia Vol. 4, Nº 1, 1942, pp. 21-38
[6] López, José Ignacio, “La geopolítica alemana” en Revista Universidad Aefit Vol. 33, Nº 94, 1994, pp. 31-42
[7] Gray, Colin S., The Geopolitics of the Nuclear Era, Nueva York, Crane Russak, 1977, pp. 19, 21
[8] Faye, Guillaume et alii, Pequeño léxico del militante europeo, Valencia, Los autores, 1996, pp. 30-31
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