Las claves para cambios necesarios en las FF.MM.
- Redacción Acta diurna
- 14 jul 2020
- 4 Min. de lectura

Durante la pirmera semana de julio, al menos ocho infantes de marina fueron relevados de sus cargos, por presunto abuso sexual a una mujer en Leguízamo, Putumayo, y un patrullero de la policía fue señalado de abusar sexualmente de una menor en el sur de Bogotá. Estos dos casos se suman al que escandalizó hace algunos días al país, que involucró a siete militares en la violación de una niña indígena en Risaralda.
Esta seguidilla de denuncias ha generado una gran preocupación sobre la posibilidad de que se trate de más que casos aislados en las Fuerzas Miltares, al punto de que, se han llevado a plantear alternativas para revisar la doctrina en el interior de las mismas, la selección de sus miembros o la formación que reciben.
Si bien desde hace semanas viene avanzándose en una depuración, luego de los escándalos que afectaron la institución sobre perfilamientos y seguimientos ilegales, en este caso, los señalamientos son de otra naturaleza, porque tienen que ver con el trato que le dan los miembros de la institución a las niñas y mujeres.
Las situaciones conocidas en los últimos días provocaron, incluso, un rifirrafe entre el actual comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro y el expresidente de la República, Ernesto Samper.
Samper aseguró que este tipo de sucesos podrían estar relacionados con cierto descuido por parte de las Fuerzas Militares en la formación que dan a sus miembros en ética y conocimiento de los derechos humanos.
“Siguen apareciendo casos de abusos sexuales de miembros de las FFAA sin que hasta el momento exista condena. Me sigue pareciendo que, al margen de lo judicial, existe al interior de las fuerzas una desatención en la tarea de formación ética y en DDHH de soldados y policias”, dijo Samper en su cuenta de Twitter.
La afirmación de Samper provocó la indignación de Zapateiro, que aseguró que no era valido cuestionar desde su posición de expresidente que “los soldados estuviesen entrenados para realizar actos de abuso y violación”.
La doctrina militar
La postura de Samper no es descabellada para Néstor Rosania, Director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, quien consideró que la doctrina militar guarda de cierto modo relación con lo que está ocurriendo.
El experto señaló que todos los actores de conflicto armado, incluyendo, miembros de la fuerza militar “han visto el cuerpo de una mujer como un trofeo de guerra. Los militares también han visto los cuerpos de las mujeres de esa manera”.
De ahí que de cierto modo, a juicio del analista, la imagen de la mujer se ve degradada en el escenario militar, dado que muchos uniformados fueron adoctrinados bajo la premisa de la “lógica del enemigo” que consiste en reprimir a la izquierda y todo lo que con ello convenga y esté en desacuerdo de sus lineamientos.
Si bien el experto reconoce que hoy en día existen cursos de derechos humanos en el interior de las fuerza, el problema, a su juicio, es que los uniformados no lo han interiorizado. Eso sumado a que de alguna manera en estos sucesos no hay sanciones de fondo.
“La Inspección General del Ejército, la Justicia Penal Militar, la Procuraduría Delegada para las Fuerzas Militares nunca han dado resultados, y si hablamos de la Fiscalía, eso depende mucho de quien esté de turno”, señaló el experto y añadió que la falta de independencia de los entes de control y de las unidades militares ha fomentado que no hayan resultados.
Además también dejó claro que las situaciones ocurridas también se podrían evitar generando una profesionalización de la fuerza.
“El gran problema es que las fuerzas no tienen capacidad de autocrítica lo que hace es que se permiten los errores. Mientras una fuerza no tenga la capacidad de autocriticarse, los desmanes van a seguir pasando”, argumentó.
Desde la otra arista, el coronel en retiro Carlos Alfonso Velásquez reseñó que la doctrina no debe ser cambiada ya que contempla principios de acción que demandan el respeto a la dignidad de los derechos humanos.
Sin embargo, trajo a colación que el problema nace en la educación de colegios, universidades y casa, que de cierto modo, se deben reforzar en las filas. Si bien para el coronel en retiro cabe la posibilidad de un filtro más exigente a la hora de admitir miembros en las fuerzas, “a veces no lo hacen porque hay cantidades mínimas de incorporación. Se conforman con lo que llegan”.
En la educación
Resaltó el exoficial que cabe en este momento la educación y revaloración de la mujer así como de la sexualidad del ser humano. “Se debe colocar la sexualidad en las dimensiones que corresponden que es expresión de amor y de unión con otra persona”.
La postura de Velásquez coincide con lo que propone Profamilia, entidad experta en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, que en un documento revelado esta semana expuso que se deben articular acciones en defensa de las niñas, los adolescentes, las mujeres y de las minorías sexuales o étnicas que han sido víctimas.
“Profamilia insta al reconocimiento de las necesidades, identidades y circunstancias de las niñas, niños, adolescentes y de las mujeres”, argumentó en el informe y sostuvo que es importante asegurar la continuidad de servicios esenciales para responder de manera oportuna a los casos de violencia.
Añadió que se debía fortalecer la capacidad de los funcionarios de seguridad y justicia en la asistencia y respuesta a los casos de violencia de género, así como la formación de los miembros de las Fuerzas Armadas en el reconocimiento, defensa y garantía de los Derechos Humanos, sexuales y reproductivos.
La entidad promotora de salud reseñó que lo ideal es realizar campañas de educación integral para la sexualidad contra la violencia de género y sobre el acceso a servicios en salud sexual y reproductiva, aún en contextos de aislamiento por la pandemia que padece el país en época de cuarentena. COLPRENSA
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