"Cese el fuego con el ELN no es el fin del conflicto": Juan Camilo Restrepo
- Redacción Acta diurna
- 18 sept 2017
- 7 Min. de lectura

Cada proceso de paz tiene sus propias reglas y cada vez se van notando más las particularidades de la negociación del Gobierno con el ELN. Antes de la visita del papa Francisco a Colombia, se presentó un cese bilateral transitorio de cuatro meses: del 1 de octubre al 12 de enero.
En esta nuevo proceso, se pondrá a las Naciones Unidas como veedores, pero también se tendrá en el proceso a la Iglesia Católica; el ELN dejará el secuestro, pero si extorsionan no implica el rompimiento del cese; terminarán el enfrentamiento militar, pero no habrá zonas específicas para controlar posibles incidentes.
Todo esto, explicó el jefe negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, en entrevista con Colprensa, se debe a la diferencia más grande que hay entre este y el cese con las FARC: no es el cese del fin del conflicto, es más bien el primer compromiso para seguir con más fuerza una negociación que aún tiene un largo camino por recorrer.
¿Cómo podemos diferenciar este cese del que se hizo con las FARC?
Hay que precisar que este cese el fuego no es del modelo del Caguán. En el Caguán había un área delimitada –54.000 kms2–, a donde no podía entrar el Ejército. En el que se acaba de firmar con el Eln no hay un solo centímetro cuadrado en el territorio colombiano que le sea vedado al Ejército Nacional o a la Policía para cumplir con sus funciones constitucionales y legales de reprimir el crimen. Esa es una diferencia muy importante.
Ahora, en el proceso con las Farc decretaron un cese unilateral, que tres años después se convirtió en un cese formal al fuego. Aquí ha habido un cese bilateral y transitorio, no es el cese el fuego del final del conflicto con el Eln, sino un comienzo que irá ayudando a aclimatar la paz y generar confianza entre las partes.
¿Habrá zonas veredales para evitar actos que puedan quebrantar ese cese como pasó con las FARC?
Como este cese no es el del fin del conflicto y no implica, por ahora, la entrega de armas ni la ubicación en lugares específicos, es diferente. Quizás lleguemos allá al final de la negociación con el ELN, pero es distinto.
Es el primer documento público de paz que se firma con el ELN en 50 años, esa es su importancia, pero es un cese de hostilidades militares, y lo más importante: no es solo un silenciamiento de los fusiles sino una medida de carácter humanitario que las partes se comprometen a observar durante el tiempo que dure el cese el fuego.
Cada parte se comprometió con unos aspectos en específico...
Sí. Los compromisos que adquiere el ELN son: no secuestrar ni nacionales ni extranjeros; no atentar contra la infraestructura nacional, incluidos los oleoductos; no sembrar minas antipersonal que puedan afectar o poner en riesgo a la población civil, y no reclutar menores de 15 años como dicta el Derecho Internacional Humanitario. Por el Gobierno, son: reforzar el sistema de alertas tempranas, que es un mecanismo para proteger mejor los líderes sociales; se velará por una buena aplicación de la ley recién aprobada que despenaliza algunas acciones de protesta social; pondrá en marcha un programa humanitario para la población reclusa del ELN (unos 250) y otro de mecanismos de participación ciudadana, comenzando por las audiencias que funcionarán en Quito en unas semanas. Se convino que los compromisos del Gobierno deben estar implementados a más tardar el 31 de diciembre de este año.
¿No es un cese complejo en la medida en que no hay sitios fijos y que se seguirán combatiendo los delitos? ¿Cómo garantizar que el cese permanezca y se pueda prorrogar?
Este cese el fuego no contiene ninguna exculpación de comportamientos criminales que cualquier grupo criminal cometa, incluido el ELN. Si los cometen son objeto de sanciones, de persecución y de represión por parte de la Fuerza Pública. O sea, si el ELN durante esta tregua se sorprende en actividades de contrabando, de minería ilegal, de extorsión, de cualquier tipo de infracciones al Código Penal, será inmediatamente sancionado, como lo será cualquier otro grupo.
En alguno de esos casos, ¿el cese continuaría o se acabaría?
Continuaría, porque el cese el fuego no implica el permitir ningún tipo de actuación criminal. Si se reprime una actuación criminal del ELN, no se está quebrantando el cese el fuego sino que la Fuerza Pública está cumpliendo con su compromiso de preservar la vida, honra y bienes de los ciudadanos.
Pero si el ELN secuestra a una personas, ahí sí se rompería el cese...
Ahí sí se rompería. Un compromiso explícito que adquirió el ELN es no secuestrar. Además, sería un delito.
A propósito del secuestro, el ELN siempre lo ha defendido “como un mecanismo de financiación...”
El compromiso del ELN es puro y simple, independientemente de qué efecto tiene sobre sus finanzas: no habrá secuestros en Colombia por parte de ellos. Y no hay ninguna compensación económica al no secuestro.
¿Qué pasará con los secuestrados?
Son unos 5 o 6 en manos del ELN, dentro de la filosofía del acuerdo de paz, desde el 1 de octubre deben ser liberados. Vamos a ver caso por caso para determinar cómo se van liberando y tener cuidado de su seguridad personal para que no haya heridos o muertos en la liberación.
En el pasado se han hecho operaciones consensuadas con acompañamiento humanitario de la Cruz Roja y de la Iglesia Católica.
El secuestro ha sido de los temas más difíciles, ¿se podría decir que el ELN renunció al secuestro?
Pues nosotros esperamos que así sea. El secuestro es algo anacrónico, ilegal y repudiado por la comunidad internacional y por el Derecho Internacional Humanitario. Por ahora, lo que ha hecho el ELN por primera vez en su historia es renunciar a secuestrar durante este periodo del cese el fuego. Ya veremos si esa renuncia se vuelve permanente como debería ser.
Jean Arnault dijo en el Consejo de Seguridad que se reunirían para definir aspectos del acompañamiento al cese el fuego con el ELN...
Se adelantan las gestiones en Nueva York y ante el Consejo de Seguridad para tener la autorización de las Naciones Unidas para que sus observadores estén presentes como verificadores. Hay que elaborar una serie de protocolos técnicamente muy complejos, son como reglas de juego que se definirán antes del 30 de septiembre y operarán desde el 1 de octubre. Por ejemplo: cómo serán las comunicaciones entre ELN, Ejército y veedores, para evitar encontronazos o incidentes en el cese el fuego.
¿Cómo será ese trabajo de acompañamiento de la Iglesia?
La Iglesia Católica a través de la Conferencia Episcopal nombró una comisión de los obispos de Diócesis ubicadas en las zonas de mayor conflicto con el Eln. Arauca, Tibú, Cali -para la región sur-, tres obispos de Chocó y Apartadó. Allí, a través de las parroquias, se va a establecer cuál será el acompañamiento que será muy importante para los veedores de Naciones Unidas y para este cese el fuego.
Mientras surte todo este proceso, ¿se van a seguir discutiendo otros temas de la agenda paralelamente?
Claro, la agenda continúa, es más, el cese el fuego debe servir para halar el resto de la agenda. Por ello se va a dar inicio a las audiencias de la sociedad civil en Quito, toda vez que ya el ELN removió uno de los escollos para que esas audiencias comenzaran, que era su no renuncia al secuestro. Después vendrá la participación más en forma de la sociedad.
El ELN va a hacer pedagogía en los frentes, pero ¿la delegación tiene que convencer a los frentes para que se unan a este cese?
La estructura de mando del ELN no es la misma de las FARC. En las FARC una orden del Secretariado inmediatamente se acataba por todos los frentes. El ELN por su conformación e historia es más bien una federación de frentes. La delegación que está en Quito dice representar a todo el ELN y haber recibido un mandato en tal sentido. Sin embargo, como es una estructura más difusa, no sobra la labor de pedagogía en el terreno, donde ellos van a ir a sus diversos frentes explicándoles qué negociaron, por qué, para qué, cuál es el propósito, qué se puede hacer, qué no se debe hacer, a fin de que este primer papel de paz que se firma se cumpla de la mejor manera posible.
Pero sí hay posibilidad de que algún frente diga ‘no me uno a eso...’
Pues esos riesgos no se pueden decir que no existan, se pueden dar, pero precisamente medidas como esta, de la pedagogía, es para evitar que los riesgos se den hasta donde sea posible.
¿Cree que se alcanzará a concluir la negociación en el gobierno Santos?
Nuestro objetivo es que si no se alcanza en totalidad hasta el último detalle, por lo menos que el proceso tenga un grado de avance tal al concluir este gobierno, que sea un hecho que deba ser analizado con todo cuidado por el nuevo Gobierno, y no se vaya a echar por la borda con ligereza.
Uno de los mensajes del papa Francisco fue no perder la esperanza. ¿No la pierde?
No hay que perder la esperanza. Los mensajes del Santo Padre fueron muy reconfortantes y nos comprometen a seguir trabajando para buscar una paz negociada con la última guerrilla que subsiste en Colombia.
Se ha pedido se sume a la mesa alguien del frente que actúa en Chocó...
Pues este es un tema muy importante. Chocó es uno de los lugares donde está la mayor tragedia humanitaria del país. Nosotros, la delegación del Gobierno, le hemos solicitado en varias ocasiones al ELN que acredite un representante de su frente de Chocó. Han dicho que lo harán, no lo han hecho, pero esperamos que lo hagan, así como lo hicieron con el del Bloque Oriental de Arauca que ya está en la mesa.
Para la veeduría se ha dispuesto un mecanismo con veedores de las Naciones Unidas y con el acompañamiento de la Iglesia Católica, en las zonas donde históricamente hay mayor conflictividad con el ELN, como Arauca, Catatumbo, Norte de Santander, Nordeste Antioqueño, Sur de Bolívar, Chocó, Nariño y Cauca. COLPRENSA.
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