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Soy un redactor



No soy pariente de una leyenda como lo fue Gabriel García Márquez ni algo en semejanza de sangre que se me parezca. Como tampoco en nombres y apellidos. Sino nuestro único arraigo es terrenal. Porque ambos nacimos y somos relatores oriundos de la Costa Caribe.


Pero considero que la admirable imaginación para escribir, redactar o relatar hechos, el literato, García Márquez, lo hizo sobre un pueblo imaginario, y en cambio, este desconocido colega, lo viene redactando sobre vivencias y semejanzas del Evangelio de la esperanza.



Y en el monólogo imaginario de mi pluma semejante, esto encontré: Macondo nació de Gabriel García Márquez. En el diccionario de la Real Academia Española figura como un árbol semejante a la ceiba, pero en el mundo literario todas las miradas se dirigen a Gabo. Macondo es sinónimo de Caribe, y sobre todo de realismo mágico.


Pero con las ocurrencias literarias, y la versatilidad de, Gabo, podría ser para sus lectores una forma terrenal de digerir su magia que nutrió y enriqueció el mundo de las artes y las letras. Y eso lo hizo, y le permitió llegar a la gente masivamente y, después de su muerte, aún reina su apasionado legado literario mágico.


En cambio el solo nombre de este titular asusta. Porque de solo ser cierto de la "divinidad" del autor, el relatar el comportamiento social, económico, político y laboral de esta sociedad, la cual no es una imaginación, sino que está plagada sobre injusticias, infamias, falsedades, maldad y de una impunidad asombrosa y pasmosa. ¡Y no es para menos, el susto!


Pero lo cierto es que tal divinidad no está probada. Como tampoco cualquier deseo o intención de venganza. Porque no haría parte de la idiosincrasia, la personalidad y la filosofía de quien les escribe con realismo espiritual sus pensamientos de fe. Porque ser un denunciante en potencia sobre el prójimo, no está en el ADN de esta redacción.



Y a mí lo que realmente que me viene causando un “prodigio de optimismo mágico político”, y es, cómo desde ahora nos leen el futuro electoral existencial para las presidenciales año 2022. Desde ya vaticinan y saben, -descontando o eliminando posibles contendores- y nos cristalizan quienes estarán y pasarán a la segunda vuelta presidencial.


Y si de este prodigio electoral existencial, media Colombia lograse inmunizarse de este futurismo mágico, el gobierno actual, de comprobarse, debería suspender la compra tardía de la mitad de la vacuna negociada, porque no la necesitaría para “salvarle la vida” a este medio rebaño ya inmunizado de optimismo macondiano.


Seguidamente y sin saber públicamente el costo total de la compra de las vacunas, esos rubros estatales de gastos deberían revertirse en otras obras salvíficas. Para que mitiguen el grito del hambre de connacionales que piden migajas al Estado. Como si fuesen migrantes.


Y acto seguido, ya en ese escenario electoral, estos mágicos profetas políticos electorales deberán cobrar sus réditos proféticos y convertirlos en votos reales para estos sufragantes inmortalizados, y sus candidatos sugeridos ganarían la contienda presidencial holgadamente.



Sobre estas "nuevas líneas de pensamientos ideológicos" son mágicos para atraer a sus incautos, pero por el bagaje-oleaje partidista político, ellos se hacen fáciles para que el ojo clínico del Evangelio, pregunte: Son estos semejantes a esos sepulcros blanqueados que por fuera causan devoción.


La sola refrendación en fe de esta titularidad causará murmuración secular. Pero en la Palabra, acaso no se dijo: Yo sé que mi Redentor vive. Y: Yo soy el que soy.

Respondió Jesús: ¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás (Juan 1:50).

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