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La tregua que pedí



Atlántico suma más de 1.200 fallecidos en abril. Operación de funerarias y cementerios se ha quintuplicado, señalan encargados. Hornos crematorios están funcionando las 24 horas.


Además también sepulta de tajo esta COVID-19, con una tradición entre las comunidades del mundo, donde naturalmente los sepelios son unos encuentros concurridos de conocidos y cercanos para darle el último adiós al difunto, y de paso, consuelo de acompañamiento a sus familiares.



Deja que los muertos entierren a sus muertos, tú, ven y sígueme, Mateo 8:22. Y, literalmente, parece cumplirse el preliminar a este llamamiento del Evangelio, pero solo a la consagrada familia cristiana; porque son precisamente los más creyentes a quienes este funesto virus se ha perfilado contagiar y matar.


Y hasta hoy he visto en el país la muerte de un ministro, un senador, y un secretario de salud, ellos abatidos por este coronavirus. Personajes, que sin investigar mucho, y respetando sus memorias, mostraron cierta reputación como servidores en la vida pública.


Contraria y lastimosamente, las noticias diariamente muestran la criminalidad de la delincuencia común, de las disidencias de las Farc, y de toda barbarie de narcoterrorismo operando como si el virus hubiese sido reclutado y actuase en protección y beneficio de ellos. De los cabecillas.


Por eso que ningún líder religioso, acá en este país, fanáticamente, puede atreverse a predicar -adivinar- que esta plaga es similar o en semejanza a las dadas a, Moisés, para liberar el antiguo pueblo de Dios.


Y la pandemia es mundial, y el anhelo de los países desarrollados y pacíficos es rogar para que esta horrible noche pase rápido, pero no pasa igual con la endémica situación social de regiones como Colombia, en donde, las noticias de la covid-19 son alternadas con pobreza, violencia intrafamiliar, y narcotráfico.



Además como si fuera poco, en medio de desigualdad social histórica, súmale esta financiera endémica iliquidez estatal, y este gobierno, obligado, ofrece multimillonaria recompensa por la captura de estos cabecillas del emporio del narcotráfico. Y se muestra "obligado" a comprar aviones de guerra. Y con una reforma tributaria desnaturalizada.


Romanos 5:20 Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Y habitamos en la atmósfera de países donde se cumple este preliminar transgresor, porque acá: la ley es para el de ruana.


No obstante sobre los hechos de toda plaga, y que son objeto de reclamo y cuestionamiento en mí conciencia, y escritos en esta epístola de opinión; también son el sentir del resto de la comunidad, más concretamente quienes han visto inesperadamente fallecer a padres, hermanos y demás seres queridos.


Empero. Al corte y cierre de hoy. Y al día que haga esta publicación. Que igual que yo, frente al discriminado e inmisericorde contagio y muerte, son muchas las personas, que no nos apartamos milimétricamente ni un segundo del amparo de la gracia del Espíritu protector de Dios. ¡Perseveramos!


Y por la emisión noticiosa biológica de los científicos que vienen estudiando el comportamiento exponencial del virus, pero por encima de su realidad, no es la velocidad del contagio la preocupación, sino la fe puesta por la recuperación y sanación a la misma velocidad del virus.



Aunque me muestren las caravanas de carrozas fúnebres en clínicas y hospitales, pero a manera de réplica, yo me quedo con una gloriosa imagen noticiosa nacional, en donde le hacían calle de honor a la salida de uno de sus pacientes recuperados por la covid-19.


Hebreos 4:16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia, y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.

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