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La movida en el Cerrejón



Según ha trascendido a través de los medios, la multinacional suiza Glencore acordó adquirir las acciones de sus socios BH Billiton y la Anglo American, haciéndose al control total del complejo carbonífero El Cerrejón en La Guajira. Esta operación conllevará la compra del 66.6 % de las acciones del consorcio que hoy están en manos de sus partners. Esta transacción, según los despachos de prensa internacionales, le implicaría a Glencore un desembolso de US $588 millones, aproximadamente.



Esta movida por parte de Glencore no deja de causar perplejidad y confusión, después que, como es bien sabido, determinó recientemente devolverle a la ANM los títulos mineros de las minas de Calenturitas y La Jagua en el departamento del Cesar, las cuales venían siendo operadas por su filial Prodeco. Tanto más en cuanto que desde 2017 anunció su “renuncia al carbón” y en su lugar “dar prioridad a sus inversiones para producir materias primas para la transición energética”.


Desde el año anterior era un rumor a voces que las tres empresas socias de El Cerrejón se aprestaban a desinvertir en la actividad extractiva de carbón, dado su compromiso con el Acuerdo de París encaminado hacia la descarbonización de la economía global y así poder combatir eficazmente el cambio climático. ¿Cómo explicar, entonces, este paso, aparentemente contradictorio, que está dando Glencore?


En nuestro concepto, cuando esta multinacional afirma que “asumir el control total de la mina es la mejor decisión”, la cual tomó no sin antes estudiar “cuidadosamente todas las opciones” para respetar sus compromisos incluidos dentro del Acuerdo de París sobre el clima, está mandando un mensaje subliminal. Se trata de la filigrana de una movida estratégica de un repliegue táctico ordenado y gradual de la actividad carbonífera, protegiendo de paso los intereses de sus accionistas. Glencore la tiene clara.


Según el consejero delegado de Glencore Iván Glasenberg: “Vender nuestros activos en combustibles fósiles y pasar el problema a otro no es la solución y no reducirá las emisiones” de gases de efecto invernadero (GEI). Reafirma, además, el propósito de la multinacional de una retirada y un manejo del portafolio de sus inversiones en combustibles fósiles de una manera “responsable y también consistente para cumplir los objetivos del Acuerdo de París”.



La verdad monda y lironda es que para Glencore es mejor negocio comprarle a sus socios su participación para después salir a vender la totalidad de las acciones que vender solo las suyas, dado que para quien las adquiera el mayor atractivo es hacerse al control de la operación, que no lo da el 33.3 % que hoy tiene a su haber Glencore. Esta movida, entonces, para entenderla debe de ser mirada en una perspectiva de mediano plazo, el mismo que tiene el carbón para ser desplazado por las fuentes no convencionales de energías renovables. Ello, toda vez que la transición energética hacia las energías limpias no tiene reversa. ¡Así de claro!


www.amylkaracosta.net

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