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Errores irrepetibles

Actualizado: 18 feb 2021



Colombia vive un nuevo embate por parte del coronavirus y ha iniciado el 2021 registrando cifras muy preocupantes de numerosos contagios y fallecimientos.


El Ministerio de Salud anunció el domingo 17 de enero de 2021 que en las últimas 24 horas hubo un total de 375 muertes y 17.379 nuevos casos de coronavirus en Colombia, elevándose así el total de casos confirmados por Covid-19 a 1.908.413 y el total de muertes a 48.631 en este país.



Esos datos demuestran que el virus sigue su marcha indetenible en el territorio nacional a una velocidad de replicación muy alta, evidenciándose muy claramente que no se está consiguiendo que los números vayan a donde se quieren que vayan pues falta muy poco para llegar a los 2 millones de casos confirmados y a los 50 mil decesos por motivo de la pandemia.


Si bien es cierto que todos los días el mundo es sorprendido por este virus con algo nuevo e inesperado sobre su forma de actuar, es el momento de hacer reflexiones frente a cómo ha sido la respuesta del Estado colombiano ante esta pandemia, que definitivamente lo tomó por sorpresa y por lo tanto sin la debida preparación para responder ante este evento de salud pública.


Y justamente el primer error que no puede volver a presentarse es ese, que no se estaba alerta ni preparado para enfrentar un tipo de evento como el que se está padeciendo cada día de los 10 meses que lleva presente la pandemia en Colombia. Se pensó que el tema no llegaría a nuestro territorio y se vio como un problema lejano y distante, tal vez por el sitio geográfico donde inició como fue en la China. Pero en un mundo globalizado como el actual, es prohibido pensar de esa forma pues es más que evidente que los problemas de este tipo no conocen fronteras ni límites territoriales y las cifras de contagios y fallecidos que hoy hay en Colombia por Covid-19, así lo evidencia.


Así las cosas, es claro que en Colombia no hubo una estrategia planeada para prevenir desde el mismo 17 noviembre de 2019 que fue cuando se detectó el “paciente 0” en la ciudad de Wuhan, sino que las acciones fueron reactivas y se dieron más bien en la proximidad del 6 de marzo de 2020 que fue cuando se confirmó el primer caso de Covid-19 en territorio colombiano. En síntesis, el Estado colombiano no fue proactivo ni preventivo en el manejo gerenciado de la crisis pandémica, sino reactivo. Incluso, un epidemiólogo e infectólogo colombiano sostiene que “en este momento de la pandemia estamos siendo más reactivos, cuando deberíamos tener las cosas más claras”. (Carlos Agudelo, “Los 10 contrastes de 10 meses de Colombia en la pandemia”, El Colombiano, domingo 17 de enero de 2021).


En ese orden de ideas, algunas de las decisiones que se están tomando, tienen errores que vienen desde el inicio de la pandemia y a las que les han incorporado nuevos errores. Por ejemplo, la forma como se manejó la pandemia por parte de algunos gobernantes, al minimizar el peligro real de la propagación del coronavirus y prácticamente inducir ellos mismos a los pobladores de sus departamentos y/o ciudades a que salieran a la calle y ‘que se acostumbraran a la nueva normalidad’, generó una falsa sensación de seguridad de los habitantes de ciertas ciudades y regiones del país. Esa concepción errada ‘que todo lo que estaba pasando era controlable’ aumentó y por eso siguieron y siguen aumentando las conglomeraciones sin observarse el distanciamiento social y muchos menos las medidas de autocuidado, lo que ha ayudado a aumentar la velocidad de la replicación del virus y por lo tanto también el número de nuevos casos de contagio y de decesos por el Covid-19.



Sobre el desborde tanto en número de casos como de fallecimientos que se observa en este momento de la pandemia en Colombia, esa falsa sensación de seguridad que se generó en algunas ciudades, no consideró lo que ya se sabía había ocurrido en otras latitudes, y por eso un prestigioso infectólogo de este país manifestó que “se debió actuar antes y la clave era el control de aforos; sabíamos cómo se había comportado Europa…al punto de que países que nunca bajaron la guardia y fueron persistentes en la educación y las medidas tienen un menor número de casos que nosotros en Colombia”. (Carlos Eduardo Pérez, “Las razones detrás del segundo pico de la pandemia en el país”, EL TIEMPO, jueves 14 de enero de 2021).


Además, durante la pandemia en Colombia han aparecido epidemiólogos hasta “debajo de las piedras”, incluso a algunos gobernantes se les despertó “esa vena epidemiológica” que no sabía que tenían, lo que los llevó a hacer incorrecta interpretación de datos e indicadores, realizar malas inferencias, así como proyecciones equivocadas con respecto al comportamiento del virus, habiéndose quedado cortos algunos y otros habiéndose sobredimensionado en el cálculo de insumos, medicamentos, camas de UCI, ventiladores y recurso humano para la adecuada atención de la pandemia en sus jurisdicciones. Este tipo de errores se han pagado con capacidades instaladas deficitarias y desabastecimiento para la atención de pacientes con Covid-19 en algunas ciudades, mientras que en otras se ha dado la sobreoferta de capacidad instalada, a tal punto que mucho de lo gastado en esa expansión infraestructura física especialmente, está aún sin estrenarse.


Si parte de ese gasto innecesario que al final resultó no ser pertinente en la atención adecuada de la pandemia, se hubiese invertido de manera responsable y bien dirigida a financiar estrategias masivas bien estructuradas de comunicación asertiva y pedagogía informativa a las comunidades en la prevención del contagio y de promoción de todas las medidas protectoras de la salud y la vida frente al coronavirus con la participación activa de los diferentes medios de comunicación disponibles a nivel nacional y territorial, con seguridad hoy las cifras de casos y fallecidos no serían tan altos como los que hay en algunas regiones y ciudades del país.


Duele decirlo pero algunos gobernantes han tomado algunas de sus decisiones sin criterios de salud pública, fundamentándolas más bien en el cálculo político para no generar decisiones impopulares y con ello, el descenso de los ya conocidos ‘índices de popularidad’, sobre todo con momentos electorales como los que se vienen para el 2022. Otros, han sido reacios a tomar decisiones que dañen gravemente la industria y el comercio, pero eso en cambio ha afectado y mucho la salud pública y la vida de sus gobernados.


Y aunque es cierto que en Colombia se viven diferentes momentos pandémicos pues el comportamiento y la propagación del coronavirus ha sido desigual en las diferentes regiones del país, se ha visto que en decisiones para combatir la pandemia, como por ejemplo los confinamientos, no ha existido unidad de criterio entre el gobierno nacional y los gobiernos territoriales, por lo que a menudo las posturas de uno y otros han estado divididas e incluso han estado en contrario, por ejemplo entre el Presidente y algunos gobernadores y hasta entre un gobernador y los alcaldes de los municipios de su mismo departamento. Esto condujo a un déficit de legitimidad de la política pública contra el coronavirus, que ha profundizado a su vez la desconfianza de la población en las medidas que se adoptan.



No puede dejarse de mencionar que algunos mandatarios se han confiado en la llegada de la vacuna como principio del fin de la crisis sanitaria y esa sensación de crisis superada ha relajado a muchos en la toma de decisiones cuando ni siquiera en Colombia ha llegado la vacuna contra el coronavirus, y también a la población en general, dejando de lado algunos gobernantes la continuidad de la vigilancia epidemiológica estrecha y las precauciones por la llegada de una vacuna que apenas se anuncia su aplicación para el primer grupo de beneficiados para el mes de febrero. En síntesis, unos y otros, gobernantes y gobernados han dejado de observar las precauciones por la llegada de una vacuna que la realidad es que en Colombia aún no está disponible.


Estos son solo algunos de los errores que pueden explicar parte de lo que está pasando hoy con las cifras que se mencionaron al principio del escrito, pero que en definitiva, por el bien de todos, no pueden seguirse repitiendo ni en esta pandemia ni en cualquier otra que ocurra a futuro…¡sencillamente son irrepetibles!

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