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¿El día de los niños?



Por estos días en Colombia se celebra el denominado “Día de la Niñez y la Recreación”, por una decisión del congreso de la republica que data del año 2001. Realmente se basa en el “Día Universal del Niño” que cada 20 de noviembre celebra la ONU en conmemoración a la declaración de sus derechos en 1959 y de la aprobación de la “Convención de los Derechos del Niño” en 1989.


Aquí, en nuestro país, esta vez la “celebración” coincide con la publicación de un estudio del Instituto Colombiano de Neurociencias que afirma que el 88% de los niños sometidos al confinamiento presentan signos preocupantes relacionados con la salud mental y el comportamiento.



De acuerdo con dicho informe el confinamiento va a afectar en tres niveles a la generación de niños que han tenido que vivirlo. : En el nivel afectivo-emocional (sobre todo en los que están hoy entre 4 y 12 años) que abarca lo relacionado con aspectos que a futuro pueden derivar en ansiedad, depresión, trastorno adaptativo o estrés agudo postraumático; La dificultad en el desarrollo y aprendizaje, de gran impacto con su carga genética, lo que determinará conductas posteriores, como el rendimiento académico, los logros laborales y las relaciones interpersonales, entre otros; y la vulneración de sus derechos fundamentales.


Realmente los niños han sido los más afectados durante esta pandemia. Abruptamente fueron sacados de sus escuelas y del círculo de sus amigos y profesores (a donde no han vuelto aún después de un año) y confinados en sus casas bajo el cruel señalamiento de que podrían ser los causantes del contagio de sus mayores, especialmente de sus abuelitos, a quienes, en consecuencia, podría provenirles la muerte. Allí, enfrentados, sin saber por qué, a un enemigo desconocido, invisible y letal y bajo estrictas medidas han tenido que soportar un traumático cambio en el ritmo de sus estudios que no siempre da los mejores resultados, sobre todo dependiendo de si cuentan con las herramientas tecnológicas y la conectividad a internet en su hogar. Para rematar se sienten los causantes de que sus madres, como tantas otras mujeres colombianas, hayan tenido que abandonar sus trabajos, y por ende afectado el ingreso familiar, para poder estar a cargo de su cuidado.


A diferencia de otros grupos de la población –por ejemplo los de la tercera edad que mediante tutela lograron que se reconocieran sus derechos por encima de las decisiones gubernamentales– los niños no han tenido mayor defensa, a pesar de que la constitución colombiana reza en su artículo 44 : “..Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social… Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral…La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. … Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás…” (¡!)



No sabemos, con certeza, que significará en adelante esta etapa de su vida en el desarrollo personal y social de esta naciente generación (que habría que diferenciarla de las generaciones llamadas Centennials, Milennials o Z), pero no parece ser algo bueno. Aunque pudiéramos pensar positivamente que los niños durante esta extraña e inédita experiencia han podido desarrollar nuevas capacidades como inteligencia emocional, resiliencia, enfrentar las adversidades y temores, sobreponerse a las dificultades, manejo de las frustraciones y algunas otras que, sin embargo, aún muchos de los mayores no han conseguido desarrollar.


¿El Día del niño…? ¿Celebrar qué?

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