¿Volver al Colegio?
- Por: Víctor Herrera M.
- 1 oct 2020
- 3 Min. de lectura

Hace unos pocos días un grupo de mas de 90 personalidades del país –entre los que se encuentran rectores y ex rectores de prestigiosas universidades, directivos de destacados colegios, exministros de educación y de las TIC, miembros del congreso y de las ONGs y otros personajes vinculados al concierto nacional de la educación– firmaron una comunicación en la cual hacen una solicitud expresa al gobierno: un llamado para que el regreso a clases sea un tema prioritario para el país, que permita avanzar con un sentido de urgencia, prudencia y proactividad.
Los signatarios de dicha misiva parten del hecho de “…que lo que la pandemia ha puesto en Jaque no es sólo el acceso de los niños, niñas y adolescentes al derecho fundamental a la educación, sino su salud física y mental…”
Por lo visto, tampoco han sido escuchados. Ha habido más protagonismo y atención a otros temas que van desde el absurdo préstamo para salvar a la empresa privada Avianca, las decisiones de la Corte Suprema y la Fiscalía General en torno al arresto domiciliario del expresidente Álvaro Uribe, la elección de la nueva procuradora, las numerosas e inexplicables masacres de jóvenes, los casos de brutalidad de la fuerza pública y los pronunciamientos de la Corte Constitucional y del gobierno frente a este último asunto.
Volver al colegio debería estar entre las prioridades de la agenda nacional. Independientemente de que solo 95 de los 1.103 municipios del país hayan considerado hasta ahora el retorno a las aulas, que, en el plano local, las administraciones de Barranquilla y el Atlántico hayan decidido que solo se volverá en el 2021 y que el gobierno nacional haya sugerido a los alcaldes la “alternancia”, hay varios aspectos que analizar.
Es fundamental el tema de la infraestructura y la operatividad de la “nueva normalidad” educativa que, al parecer, solo será posible cuando no solo haya sido aprobada la vacuna sino suministrada a la mayoría de los habitantes. En efecto, las consideraciones son varias: que todos los colegios tengan enfermerías en cualquier época; reducir sustancialmente el hacinamiento en las aulas y mejorar eficazmente la relación maestro/número de alumnos(lo que acarrea la construcción o mejor distribución de un mayor número de salones); contratar personal de apoyo para controlar las medidas de bio seguridad como: la realización de pruebas, la medición de temperatura, el lavado de manos cada 3 horas y el control en el uso de los tapabocas, entre otros; establecer que el Covid-19 sea considerado una enfermedad profesional para el personal educativo en un sitio de alto riesgo como son las escuelas; Elaborar y hacer cumplir los protocolos específicos para las áreas y horas de alimentación; Garantizar el suministro suficiente de insumos como Jabón, Alcohol, Gel antibacterial, papel higiénico, etc.; Proteger a todos los miembros de la comunidad educativa con comorbilidades o situaciones de riesgo.
Según el Banco Mundial el cierre de los colegios por 5 meses podría resultar en una perdida de aprendizaje de 0.6 años de escolaridad, ajustados de acuerdo a la calidad. Basados en la baja calidad de nuestra educación (según las pruebas internacionales Pisa), aunada a la carencia de conectividad en el país (el muy reciente “Índice de Calidad de Vida Digital – 2020” ubica a Colombia en el puesto 83 de 85 países analizados) y al improvisado papel de “profesores” de quienes ni siquiera saben ser padres, debemos preguntar: ¿Será que perdimos el año…?
Y si es así, en nuestra época cuando se perdía un año escolar había que repetirlo. Entonces: ¿Estamos dispuestos a repetir el año…?
@vherreram
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