¿Esperando una tragedia?
- Por: Víctor Herrera M.
- 27 ago 2020
- 3 Min. de lectura

Los alcaldes de los municipios de la ribera del Rio Magdalena se encuentran muy angustiados por lo que ya ha comenzado a ocurrir, y que ellos han venido advirtiendo. Sobre todo, porque ha ido aumentando peligrosamente la cota del río y porque ya se acercan los meses más lluviosos del año.
Ellos saben, y temen, que lo que podría finalmente suceder, y que han estado señalando infructuosamente, sería mucho más grave que la tragedia de hace 10 años en el sur del departamento del Atlántico cuando un boquete en el Canal del Dique provocó la inundación de por lo menos 40 mil hectáreas con pérdidas en casas, tierras, ganado, cultivos, negocios y muebles, entre otros, que muchos de los damnificados aún hoy no han podido recuperar.
Lo que en ese tiempo significó el ´boquete´ que en el Atlántico provocó la tragedia, en el Magdalena es hoy un comelín (remolino) en el sector de la finca ´La Bonga´, más allá del kilómetro 2 de la vía que de Salamina conduce a El Piñón, en donde además hay un islote formado por la creciente del rio que amenaza con facilitar la inundación de por lo menos 10 municipios, provocando que varios de éstos puedan desaparecer del mapa.
Son más de 228 mil hectáreas las que quedarían bajo las aguas del Río Magdalena (5 veces lo que vimos en el Atlántico a finales de Noviembre del 2010) y que comprende parte de los municipios de Sitionuevo, Remolino, Pivijay, El Retén, Cerro de San Antonio, El Piñón, Concordia, Salamina, Pedraza y Zapayán; además están en riesgo más de 168 mil habitantes de la zona comprometida (81.887 en el área urbana y 86.695 en el área rural, según el censo del Dane 2018); de igual forma 338 mil cabezas de ganado (datos del ICA); Así como a más de 16 mil hectáreas sembradas de Palma Africana (cifras de Fedepalma), complicando gravemente el abastecimiento y la seguridad alimentaria de toda la región.
No queremos ni imaginar lo que sería esta verdadera calamidad pública de dimensiones social, económica y ambiental aumentada ahora por la actual situación de pandemia por la COVID-19 y que sin duda traería perdida de flora y fauna, sedimentación, disminución de la producción, desplazamientos, perdida de infraestructura, desempleo y múltiples enfermedades, entre muchos otros.
Al respecto, 11 de estos alcaldes realizaron recientemente la primera cumbre bajo el lema: “Previniendo el riesgo, evitamos el desastre” y, a instancias del mandatario de Salamina Luis Ramón Orozco, decidieron crear la “Gran Provincia Administrativa y de Planificación de la Subregión Río” como un mecanismo legal para integrar un frente unido que pueda alzar la voz ante las instancias nacionales por la pobreza y el olvido estatal al que han estado sometidos por décadas.
Hace más de un año que se viene advirtiendo sobre esta tragedia que parece inminente ante la ineptitud y falta de reacción de las autoridades nacionales y departamentales, pues es muy poco lo que pueden hacer estos municipios con sus exiguos presupuestos. Hasta ahora la respuesta de los organismos nacionales ha sido casi nula cuando la estimación real para obtener una verdadero y significativo remedio, que evite la tragedia, supera los $65 mil millones.
La zozobra y el temor de los mandatarios aumenta día a día al escuchar al Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano, advirtiendo que, según el Ideam, los meses de octubre, noviembre y diciembre estarán marcados por altas precipitaciones, por encima del promedio, en varias regiones del país que “…pueden generar crecientes súbitas, avalanchas e inundaciones…”.
Ojalá no sea demasiado tarde…!!
@vherreram
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