La tragedia de Tasajera
- Por: Joaquín Baena A.
- 9 jul 2020
- 3 Min. de lectura

Calificar la tragedia de Tasajera, corregimiento de Puebloviejo, como vandalismo a secas, es un comentario muy básico, de la mera percepción, de la información de los sentidos; pero los fenómenos tanto físicos como sociales no se pueden quedar en la doxa, en la opinión o el sentido común, mirarlo así nos conduciría a la condena para un grupo de asaltadores y lacras sociales.
El sentido común nos dice que la tierra es plana, más grande que el sol y que esté se mueve alrededor de nuestro planeta, lo cual no es cierto. En los fenómenos sociales sucede lo mismo, si nos quedamos en la conciencia ordinaria y no en lo que Husserl llamó la intencionalidad de la conciencia y que más tarde fue desarrollada por Heidegger y Sartre, caemos en juicios equívocos, los fenómenos sociales requieren de la conciencia reflexiva que va más allá de la información que nos proporciona los sentidos.
Desde la época de Tomás Hobbes, John Locke y Juan Jacobo Rousseau se viene planteando la responsabilidad del Estado en el bienestar material y mental de los gobernados, inclusive, desde el esclavismo, el feudalismo y las monarquías había responsabilidades con los súbditos, más tarde pasamos a la calidad de ciudadanos y la responsabilidad del Estado aumentó.
Dentro de las funciones del Estado está la garantía a un trabajo, a educación, salud, vivienda y alimentación, el mínimo vital, los ciudadanos tiene poliedros compromisos entre ellos pagos de impuestos según sus condiciones para garantizar el bienestar a la común-unidad, funciones que está lejos de cumplir y más si se trata de un Estado corrupto y narco paramilitar.
Los dineros que deben ser canalizados para satisfacer las demandas del pueblo son asaltados a través de la contratación pública, asesores infusionales y contratos que se pierden en la retórica, en el sofisma, pero que no transforman la vida de sus miembros. La corrupción es una verruga pegada al cuerpo de estos gobernantes y se refleja en corregimientos como Tasajera, hundido no solo en sus aguas putrefactas no tratadas, basura, miseria, sin fluido eléctrico, escuelas, salud, en condiciones inhumanas, comparadas con la de cualquier cerdo desamparado.
Son sus mismas necesidades las que los arrastran a esta tragedia, dentro de las funciones del Estado, además de las materiales están las competencias ciudadanas, ambientalistas, disciplinares para la convivencia, pero un pueblo con hambre jamás estará en condiciones para mejorar sus estados de conciencia, primero hay que resolverle sus necesidades alimentarias para después llevarle el mensaje ciudadano, mientras está no se haga estarán como hienas, pendientes del atraco en la carretera y contingencias como el camión cisterna que se volcó y que ellos vieron como una forma para aliviar su hambre.
Con carencias e injusticia social, habrá tragedia, estas condiciones no permitirán el más mínimo espacio para la educación y la formación ciudadana, que este episodio no sirva para condenar a los habitantes de este corregimiento olvidado, sino que sirva para denunciar, cambiar a nuestros gobernantes y mejorar las condiciones de esta pobre gente.
Lejos de condenarlos levantemos la voz para sacarlos de la inmundicia en que habitan y la existencia indigna que los tiene agobiados. La mayoría jóvenes frustrados, sin trabajo, sin educación, sin vivienda digna, sin esperanza y gobiernos que los tienen en el olvido, aquí no ha pasado nada más grave, por la misericordia de Dios como dicen los creyentes, pero el desespero de esos habitantes, la ansiedad por subsistir en una condena que deben cumplir todos los días, pesada carga, la cruz del nazareno con la que deben transitar cotidianamente, invisibles ante los que tienen que resolver este grave problema.
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