Impacto del ser humano sobre el ambiente podría generar nuevas pandemias: WWF
- Redacción Acta diurna
- 9 jul 2020
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Las enfermedades zoonóticas, que se transmiten de los animales al hombre, están surgiendo a una velocidad alarmante, advirtió la World Wide Fund For Nature (WWF) en un informe en el que evalúa la relación que existe entre el impacto que produce la acción del ser humano y el surgimiento del coronavirus Sars-CoV-2 que produce la COVID-19.
Según la WWF, esta situación se da por dos factores: sistemas alimentarios no sostenibles que llevan a la conversión a gran escala de suelos con fines ganaderos y agrícolas y el aumento de interacciones entre la vida silvestre, el ganado y los seres humanos, y estándares inadecuados de seguridad de alimentos, que permiten el tráfico y consumo de especies silvestres de alto riesgo.
“A nivel global, la demanda de carne silvestre, codiciada como una delicadeza o una necesidad, está creciendo, lo cual impulsa el incremento en sus niveles de venta y consumo y, asimismo, un incremento en el potencial de exposición a enfermedades que emerge a la hora de llevar a cabo prácticas de abastecimiento, manipulación y preparación”, agrega la organización.
La entidad hace un llamado en su informe a emprender una acción global urgente en favor de la humanidad, con el objetivo de enfrentar el riesgo de futuros brotes de enfermedades zoonóticas y otras consecuencias relacionadas con la degradación de la naturaleza y el aumento de la temperatura.
“El riesgo de que emerja una nueva enfermedad zoonótica en el futuro es más alto que nunca, lo cual entraña un terrible potencial destructivo para la salud de la humanidad, las economías del planeta y la seguridad global”, señala.
Agrega que desde hace más de una década, científicos y líderes de opinión del Foro Económico Mundial (FEM) han venido haciendo advertencias sobre el riesgo de una pandemia mundial y han identificado las enfermedades infecciosas como una de las principales amenazas contra la vida humana, sin que hasta el momento se haya hecho lo suficiente para evitarlo.
Desde 1990, se han talado 178 millones de hectáreas de bosque, lo que equivale al tamaño de Libia, que ocupa el número 18 en la lista de los países más grandes del mundo. Además, anualmente se pierden alrededor de 10 millones de hectáreas de bosque que se destinan a la ganadería y la agricultura, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Debemos frenar el comercio y el consumo de alto riesgo de la vida silvestre, detener la deforestación y la conversión de la tierra, así como gestionar la producción de alimentos de manera sostenible”, aseguró Marco Lambertini, Director General de WWF Internacional.
Según la entidad, lo ocurrido con el COVID-19 debe ser una oportunidad para hacer cambios de fondo en la relación de los seres humanos con el ambiente y así mitigar los riesgos ante futuras pandemias.
“Nuestro sistema alimentario mundial es insostenible”, concluye el informe.

La ruta de las pandemias
La destrucción de bosques debido a las talas, la minería, la construcción de carreteras, las urbanizaciones y el aumento de la población, no solo provoca desaparición de especies sino también que las personas tengan un contacto más directo con especies de animales con las que nunca habían tenido contacto, y con ello a las enfermedades que puedan albergar.
El tráfico de especies, su consumo y contacto directo con restos de animales silvestres, expone a los humanos al contacto con virus u otros patógenos de los que esos animales pueden ser un huésped o vector. El pangolín, la víctima más afectada del mundo por el tráfico de especies, podría ser el vector que ha desencadenado la actual pandemia, al consumirse en China y otros mercados asiáticos.
La intensificación agrícola y ganadera provoca destrucción de hábitats y pérdida de biodiversidad, de manera que es también un factor importante en la propagación de zoonosis.
El cambio climático está amplificando las principales amenazas que afectan a la biodiversidad y favorece la expansión de virus y bacterias, o de sus vectores, debido a su preferencia por ambientes húmedos y cálidos, facilitando la aparición de determinadas especies en nuevas áreas donde pueden llevar enfermedades antes desconocidas o desaparecidas. COLPRENSA / WWF
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