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Las pandillas ´van jugando en Barranquilla´

  • Por: Dayana Fontalvo A.
  • 19 jun 2020
  • 4 Min. de lectura

Una preocupación constante, sobre todo en los sures de Barranquilla, es el tema de la juventud. Muchos de estos jóvenes escasamente terminan el colegio y las instituciones educativas de estas zonas se encuentran en los más bajos niveles de desempeño, los grados de 10 y 11 con problemas como la extraedad, repitencia y deserción . Por falta de oportunidades y las necesidades constantes de sus hogares, estas condiciones los hacen vulnerables a caer en redes de delincuencia juvenil donde están las pandillas y el consumo de sustancias psicoactivas.

Cuenta de ello, da la caracterización de pandillas que realizó el distrito en el gobierno de Elsa Noguera, en conjunto con la Universidad del Norte, la Universidad del Atlántico y la Fundación Proceder siglo 21. A 31 de diciembre de 2012, había 109 pandillas, de las cuales 95 fueron estudiadas a profundidad y georreferenciadas de la siguiente manera por localidades: Metropolitana (3), NCH (1), Suroccidente (26), Suroriente (22), Riomar (9), área conurbana -Soledad (4), aproximadamente 3.000 jóvenes que oscilan en edades de 10 a 26 años, de estratos uno, dos y tres, con un hilo en común según lo reportado en el diagnóstico: el Atlético Junior.


En cuanto a las tipologías, el estudio develó la existencia de 4 tipos de pandillas: consanguinidad; barrio o callejera; de microtráfico, y, por último, la internacional, esta última, será necesario indagar si existen células o bandas internacionales con presencia en la ciudad. Además, investigar a profundidad las dimensiones y los nexos de estas pandillas con bandas criminales y estructuras más complejas del territorio nacional.

En este sentido, las acciones puestas en marcha en la implementación del programa con el que se pretendía impactar a los jóvenes pandilleros tenían cuatro grandes ejes: restablecimiento de derechos, salud mental, intervención psicosocial, programa de formación en valores, a partir de la práctica del fútbol callejero, identidad, cultura y deporte. Modelo diferencial de educación, y estrategia de comunicación. Además, se realizaron conciertos con Calle13 y ChocquibTown, se llevaron a diferentes partidos de la selección Colombia, estas actividades se realizaron con el fin de generar confianza en los jóvenes participantes.


A pesar de que se manifestó en dicha caracterización que los impactos podían ser medidos en corto, mediano y largo plazo, no hay ninguna información oficial que dé cuenta de ello. En un artículo del Heraldo, nos dice que algunos jóvenes, aproximadamente 400, se graduaron del SENA, de distintas carreras en una nota emitida a finales del 2015.



Paralelamente la ciudad vivía una escalada de violencia a 20 de noviembre de 2015, un saldo de 364 personas asesinadas, por lo que el alcalde, para ese entonces Alejandro Char, fue contundente al hablar sobre el fenómeno de la inseguridad que acosa a la ‘Arenosa’. “La gente está mamada de que la atraquen en las esquinas. Vamos a fortalecer a la Policía, vamos a darles las herramientas; si no, vamos a tener que sacar al Ejército a la calle” . Contrastaba con el supuesto éxito del programa “Va jugando,” con la realidad vivida en las calles de la ciudad.


Se esperaba entonces que en la puesta en marcha del exalcalde Alejandro, realizaran acciones integradas, políticas públicas ajustadas a la realidad del contexto para atender el auge del pandillismo, siguió con el mismo programa con otro nombre, “Quilla Goles”, que, según un grupo de líderes cívico en dos estudios realizados para el año de 2017, el número de pandillas aumentó a 225 , quiere decir, 116 adicionales en el distrito. Además, con acciones cada vez más complejas como las citas de estos jóvenes bajo los fuertes aguaceros, para enfrentarse a piedras, palos, armas blancas y de fuego, y demostrar así liderazgos y ganar respeto territorial por las demarcadas líneas imaginarias, que, recientemente y en cuarentena, siguen trazándose. Esta vez, en el mes de mayo de 2020, deja otro joven de 23 años muerto .


Para concluir, un contexto que ya era complejo antes de la pandemia, ahora con las restricciones por el aislamiento, hay más posibilidades que los jóvenes vean en las pandillas un medio para sustentarse. Esto se ve reflejado en lo ocurrido en el mes de mayo y lo que va de junio, un saldo de 44 homicidios, un incremento del 38,7% en comparación con el registro del mismo periodo del año anterior, las víctimas entre 18 y 30 años siguen siendo las localidades del Suroccidente y Suroriente las más afectadas.



A los últimos gobernantes y al actual alcalde Pumarejo, el tema de la seguridad y las pandillas se les salió de las manos como ocurre actualmente con el manejo de la pandemia. Preocupa que el tema de las pandillas no es mencionado por ninguna parte en el Plan de Desarrollo, pero, dato curioso, sigue el programa de barritas ahora con el nombre de “Quilla Goles Por la Paz.” ¿Por qué se insiste tanto en un programa de barrista para solucionar el problema del pandillimos? Es evidente que no dio ningunos resultados. ¿Dónde están los impactos medibles de un programa que lleva ocho años ejecutándose y serán 12 al finalizar este mandato? ¿Qué pasó con lo establecido en la Ley 1577 de 2012, que proponía crear el Observatorio de la Violencia y Delincuencia Juvenil en Barranquilla? ¿Se creó o no? En definitiva, las pandillas en Barranquilla van jugando y seguirán jugando.


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