Una raya más para el tigre
- Por: Ulises Redondo C.
- 12 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Es cierto, y es una perogrullada. Nadie responde por la conducta inmoral, antiética o ilegal de otras personas, ni siquiera si son familiares. Cada quien responde por sus actos.
No obstante, cuando se trata de la esfera pública, del prestigio de las instituciones del Estado, de la transparencia en el ejercicio del poder, la conducta inmoral, antiética o ilegal de un familiar de un alto dignatario del Gobierno Nacional o de cualquiera institución del Estado despierta en la opinión pública un manto de duda. Se generan sospechas.
Inclusive en la vida ordinaria de una familia cualquiera, si un miembro de ella es psicópata sexual, asesino en serie o narcotraficante, su comportamiento genera sospecha sobre todos los miembros de esa familia.
El perfil psicológico de un narcotraficante demuestra siempre que es un enfermo mental. Pero además, sabemos que las enfermedades mentales son hereditarias.
Aunque en una familia de locos, no necesariamente todos son dementes, se generan sospechas sobre todos sus miembros. Inclusive, aún no siendo orate, cualquiera se puede "contagiar" de locura de tanto tratar con dementes. "Quien anda entre la miel algo se le pega", dice el refrán popular.
Aunque no toda la familia de la ´Bestia´ Garavito son psicópatas sexuales a cualquiera le daría pavor entablar amistad con alguno de sus miembros.
En el país de la Inmaculada Concepción, los altos dignatarios del Estado parecen sentirse orgullosos de sus mácula. Se aferran a: "El que esté libre de culpas o manchas que tire la primera piedra", porque la única sin mácula es la Virgen de la Concepción.
Por genética, las manchas, los lunares y verrugas son comunes dentro de los miembros de una determinada familia. "Hijo de tigre sale pintado".
Tal vez la vice Martuchis Ramírez no sea responsable de la conducta de su hermano, pero debió evitar todas las suspicacias y rumores. Ahora, y es normal, la asocian con el narcotraficante conocido por el alias de "Memo el Fantásma".
Tal vez no sea ella, pero sus apellidos Ramirez Blanco si manchan la institucionalidad pública. Y de paso mancha a todos los colombianos, porque el Estado somos todos. El Estado no es propiedad privada de Pastrana, Uribe o Duque, tampoco de Martuchis.
Señora vice, en el exterior no nos tratan despectivamente como: pastranistas, uribista, duquistas o ramiristas. No, señora vice, se refieren peyorativamente a nosotros como narcos, paracos y ladrones. Sus manchas nos manchan.
Martuchis debió renunciar inmediatamente a su cargo de Ministra de la Defensa, cuando su hermano fue encarcelado en EE.UU por cargos de narcotráfico. Y no debió aceptar ser fórmula presidencial de Duque.
Pero...¡Qué!...¡Una raya más para el tigre! ¡Esa mancha no afecta en nada!
Siendo condescendientes debemos decir que una mancha o lunar no cubre toda la extensión de la piel, pero miles de lunares sí y en la piel social de Colombia ya no cabe un lunar más.
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