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El costeño útil

  • Por: Felipe Priast
  • 10 mar 2020
  • 4 Min. de lectura


A través de los años, por este foro, le he dado palo a moros y cristianos: cachacos, paisas, santandereanos, caleños, gringos, árabes, judíos, chinos, y sobre toda las cosas, costeños, han sido víctimas de mis criticas. A Cartagena, mi ciudad, le di buen palo en una época porque no producía sino cagadas, una tras otra. Y, de hecho, los costeños han sido unos de mis blancos preferidos a través de los años, en especial, los más de provincia.


Uno de los análisis derivados de este “Ñeñe-Gate” es lo que yo llamo el caso del ´Costeño útil´. El costeño de provincia, ambicioso y trepador, que quiere ascender socialmente en los círculos sociales de la capital del país sobre todas las cosas. Estos costeños sufren tanto con esa ambición, que se entregan en cuerpo y alma a algunos cachacos ´controladores´ que los manipulan para su beneficio. Ese es, precisamente, el caso del Ñeñe Hernández, aunque el Ñeñe no es el único, ni será el ultimo.



El ´costeño útil´, con su complejo social y su tara perenne de dividir a la gente entre “gente bien” y “los que no son nada”, es capaz de vender a la madre para ser del agrado de uno de estos cachacos poderosos que los manipulan. Ahí tienen ustedes el caso de Vargas Lleras con los Char. A mi que no me venga a decir nadie que a los Char no les pesa (o les pesaba, a juzgar por algunos eventos recientes) que sea un Lleras de Bogotá el que los haya invitado a su movimiento.


Me imagino que en su momento los Char debieron pensar que estaban tocando el cielo al involucrarse políticamente con el jefe de Cambio Radical. El peso social y político de Vargas Lleras fue mucho para esos pobres turcos de Lorica que se dejaron deslumbrar por tan distinguido socio político.


Pero en realidad no era una sociedad. Vargas Lleras ayudaba aquí y allá, pero los que ponían el billete eran los Char. Casi que de inmediato, me atrevería a decir, Vargas Lleras se debió dar cuenta de la increíble ambición política de los Char y la puso a su servicio. Esa no era una relación de iguales pues Vargas Lleras usó a los Char para su propio beneficio, pensando en traicionarlos después.


Pero los Char no son maricas, y con el paso del tiempo se dieron cuenta que Vargas Lleras no los iba a llevar a ninguna parte porque es un político sin votos, y ahí fue cuando le desviaron los fondos a la campaña Duque, pues ellos saben que Uribe si tiene votos y saca presidentes.


En este caso, tras años y años de explotación, el ´costeño útil´ abrió los ojos, se sacudió de su complejo, y clavó a su controlador cachaco. Pero perdieron miles de millones de pesos antes de abrir los ojos. Sabrá Dios cuánta plata le metieron los Char a Vargas Lleras que ya no van a recobrar nunca.


Otros dos casos de ´costeños útiles´ son los de Gabriel García y Otto Bula, los dos costeños condenados por el escándalo Odebrecht. Los dos, trepadores sociales de provincia, con profundas ambiciones sociales como lo son la mayoría de la "gente bien" de las sabanas de Bolivar, Cordoba y Sucre. De todos los costeños útiles, los de la Sabana son los más patéticos, los más acomplejados socialmente.


Ambos se prestaron de testaferros y de fichas para el juego corrupto de Odebrecht y ambos terminaron sacrificados mientras que sus controladores cachacos, los pesos pesados del escándalo, siguen libres (Néstor Humberto Martínez, Sarmiento Ángulo, Uribe, Daniel Garcia, Duque, Oscar Ivan Zuluaga, Vargas Lleras). Una vez más la ambición de estos costeños tan dispuestos, tan deseosos de la amistad del cachaco "de bien", terminó pasándoles la cuenta. La historia de siempre: el cachaco controlador se salva, y el ´costeño útil´ termina pagando los platos rotos.


La instancia más reciente del ´costeño útil´ es, por supuesto, el ´Ñeñe´ Hernández. De hecho, el ´Ñeñe´ es uno de los casos más patéticos y trágicos de esta noción que yo he llamado el ´costeño útil´.


Para empezar, el ´Ñeñe´ no fue un costeño de una familia prestante de Barranquilla o Cartagena, las dos ciudades más grandes de la Costa, sino que era un morenito feito de Valledupar, lo cual no fue pasado por alto por sus controladores cachacos. No es lo mismo tratar de manipular a un Calvo o un Lemaitre, rubio de Cartagena, o a un McCausland o un Vengoechea de Barranquilla, que manipular a un Vallenato ordinario y patán, hijo del ´Capi´ Hernández como el ´Ñeñe´.


Es más, yo diría que el ´Ñeñe´ era perfecto para lo que querían Iván Duque y Álvaro Uribe. Si lo que le pidieron al ´Ñeñe´ se lo hubieran pedido a un Araujo de Valledupar, no sé si éste hubiera estado tan dispuesto como el ´Ñeñe´. Él era perfecto porque el man no era una perita en dulce. Según me cuentan mis contactos en El Valle, el man era un patán de pelao. Pelionero, fantoche, periquero, ronero, parrandero y con un profundo apetito por el billete que fue lo que lo llevó a asociarse con Marquitos Figueroa. Este perfil lo conozco bien porque está presente en todas las ciudades de la Costa.

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