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¿Dónde están las cámaras…?

  • Por: Víctor Herrera M.
  • 12 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

Se ha vuelto costumbre para los barranquilleros observar los videos que se difunden a diario a través de los medios de comunicación convencionales, en las páginas de internet o las redes sociales sobre acontecimientos delictuosos de toda índole en la ciudad y el departamento.

Así pudimos ver recientemente al joven de la comunidad LGBTI que agredió hasta asesinar a otro en la concurrida Calle 70 con la 53 a plena luz del día, o al enfermo mental que atentó contra un policía en Sabanagrande y luego fue abatido por éste, o los múltiples videos sobre atracos a mano armada en plena vía pública, enfrentamientos entre pandillas en diferentes sectores, linchamiento de delincuentes y robos en establecimientos comerciales o en el interior de los buses, entre muchos otros.


En ese sentido, llama poderosamente la atención de que casi la totalidad de estos audiovisuales no son, como uno quisiera, el resultado de las imágenes captadas por las cámaras oficiales de seguridad de la ciudad sino de grabaciones encontradas en los establecimientos y residencias cercanas o realizadas desde celulares inteligentes por transeúntes que están cerca del sitio de los acontecimientos. Incluso en casos difíciles como el del asesinato del neurólogo Jorge Daza hace 5 años o el más reciente de Brenda Pájaro se les ha hecho seguimiento mediante videos suministrados por los edificios y casas vecinas.

Al respecto, vale la pena recordar que a finales del 2016 se anunció la instalación de 544 nuevas cámaras en la ciudad (340 domos de video vigilancia, 100 cámaras fijas, 30 analíticas o de lectura de placas y 74 fijas para CAI y estaciones) financiadas por el Ministerio del Interior (por más de $30 mil millones) para completar 820 en total.

Unos meses más tarde, con el esfuerzo de transportadores privados, se habilitaron 200 buses con cámaras y botones de pánico. La verdad es que son más de 3 mil buses y microbuses los que circulan en Barranquilla. Si estuvieran equipados muy seguramente se evitarían casos lamentables como el del reciente asesinato de la pequeña Salomé.

La pregunta obligada: ¿Dónde están las cámaras..?.

La respuesta más lógica sería que se instalaron en los lugares en donde hoy se volvieron inoficiosas, por lo que urge hacer un ejercicio de geo-referenciación – como se hizo hace 4 años – para reubicarlas en los nuevos sitios de mayor peligrosidad. Esto sin pensar que ya son insuficientes, que fueron robadas o están dañadas.

Debemos relievar que las cámaras son la estrategia más moderna y eficiente para abocar la seguridad ciudadana, sobre todo ante la deficiencia numérica en el pie de fuerza que presenta la institución policial. Además las cámaras cumplen varios propósitos: intimidar y disuadir al delincuente, formar parte del registro grafico de los hechos, identificar a los malhechores para poder capturarlos, como acervo probatorio en el proceso penal respectivo y registro estadístico que sirve de insumo para elaborar estrategias en contra de la criminalidad, máxime cuando este fin de semana el Fiscal General advirtió del aumento inusitado de los hurtos a personas en el país: más de 85 mil denunciados.


Hay que reconocer los esfuerzos de las autoridades – por ejemplo, en estos días la alcaldía entregó a la Policía Metropolitana 25 nuevas camionetas y recibió a 150 nuevos agentes y la gobernación prometió dotar con 100 nuevas cámaras y casi 3 mil botones de pánico para los buses en los municipios – pero parece que no están siendo eficaces, pues como nos enseñaron nuestros mayores: “…No hay peor mal, que el bien que no se sabe hacer…”

@vherreram

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