El tren ligero, crónica de un descalabro para Barranquilla
- Por: Jorge Vergara C.
- 6 dic 2018
- 3 Min. de lectura

Pretende el Distrito de Barranquilla, como vocero principal del Área Metropolitana, imponernos a los barranquilleros la idea de un tren ligero, proyecto que no ha sido socializado y del cual no conocemos nada distinto que lo que han publicado los medios de comunicación y mucho menos los futuros usuarios del sistema, que serían las poblaciones de Malambo y Soledad, como los habitantes de los barrios Simón Bolívar, Las Nieves, Rebolo, San Roque, Centro y Barranquillita, entre otros.
Comprendería un trayecto de 12 kilómetros, a una velocidad promedio de 21 km/h, sin hilo como La imagen puede contener: tren y exteriorel Tranvía de la ciudad española de Zaragoza, utilizando el sistema de ultra condensadores que se cargan en las distintas paradas del tranvía.
Se habla de un costo de $1.8 billones, donde el Distrito que no tiene recursos vuelve a recurrir a las vigencias futuras excepcionales para invertir $540.000 millones de pesos, 30% de la inversión y los particulares, encabezado por el mismo inversionista barranquillero de Inassa $1.26 billones con el 70% de la inversión, o sea un costo inicial de $150.000 millones por kilómetro, equivalente a 41.365 millones de euros o US$55.555 millones, y movería 100.000 pasajeros día.
Estos costos preliminares, sacados de la manga de la camisa ya que no conocemos estudio de factibilidad, superan con creces el costo por kilómetro del Tranvía de Zaragoza que se estimó en principio en 30.000 millones de euros, con un costo de 400 millones de euros, para 12.8 kilómetros de longitud, pero cuyo costo real supero la cifra estimada, y se habla de 639 millones de euros, lo que significaría 49.922 millones de euros por kilómetro.
La tarifa del Tranvía de Zaragoza es de 1.45 euros por viaje. O sea $5.258 pesos, la del Metro de Viena y Barcelona vale 2.20 euros por viaje y el de Washington US$2.25 x viaje.
¿Cuánto costara el viaje en Barranquilla en el Metro Ligero? No dudamos que la inversión inicial del Distrito terminará costando $1,2 billones, aparte de los recursos que tendrá que destinar para poder subsidiar la tarifa, porque también estamos convencidos a través de la experiencia que ya tenemos con Transmetro, que la demanda de pasajeros del Tren Ligero no superará los 50.000 pasajeros por día, es decir solamente, y con buena suerte atenderá al 50% de la demanda estimada.
Recordemos que con Transmetro habíamos calculado que movería diariamente 350.000 pasajeros y lo máximo que ha movido en un día son 140.000 pasajeros, o sea un 40% de la demanda estimada.
Señores concejales, el concepto que dio el Ministerio de Hacienda no fue sobre el esquema financiero del proyecto, fue sobre la matriz de riesgo de contingencia que es normal que se presenten en este tipo de proyecto. La Nación no aportara un solo peso para esta iniciativa que no conduce a nada.
El sistema de Tranvía o de Metro Ligero es viable para ciudades de 400.000 habitantes. Cuando lo propuso la Misión japonesa en 1.988, Barranquilla tenía 980.000 habitantes, Soledad 210.000 habitantes y Malambo 70.000 habitantes, hoy Soledad tiene 666.666 habitantes y Malambo 127.000. No se les olvide que el Transmetro ha sido un fracaso desde el punto de vista financiero en Barranquilla y el resto del país, sus estados financieros arrojan perdidas todos los años y al Distrito le corresponde cubrir esos faltantes.
Embarcarnos en la aventura de un Tren Ligero a sabiendas que el Distrito tiene una deuda financiera superior a $1,2 billones, cuatro veces más que cuando entramos en Ley 550, y comprometidas vigencias futuras hasta el año 2.034, que superan los $2 billones de pesos, es una locura que podría comprometer la realización de las inversiones sociales que se necesitan para disminuir los niveles de pobreza que muestran nuestros barrios, producto de la falta de oportunidades, y por supuesto continuar con el 65% de la informalidad en el trabajo.
Somos una ciudad que vive del rebusque, por lo que no es conveniente bajo ningún punto de vista comprometer los recursos públicos en un proyecto que de antemano sabemos que no es rentable y que terminaremos pagando los barranquilleros. Si los privados lo quieren hacer, que lo hagan pero con su plata no con la plata de los barranquilleros.
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