Ondas gravitacionales, una nueva ventana al universo
- Redacción Acta diurna
- 4 oct 2017
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Todo lo que se conoce del universo, desde que comenzó la ciencia, se ha hecho con la radiación electromagnética, es decir, con la luz (luz visible, infrarrojo, ondas de radio, ultravioleta, rayos X, rayos gamma, etc.), por lo que detectar ondas gravitacionales abre una nueva ventana para ver el universo.
Así se refirió el profesor Eduard Alexis Larrañaga, del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), al hallazgo que les mereció el Premio Nobel de Física 2017 a los estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne. Los científicos confirmaron la existencia de las ondas gravitacionales predichas por la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.
El galardón les fue otorgado por el trabajo que vienen adelantando los investigadores en LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory, por sus siglas en inglés), el observatorio de detección de ondas gravitatorias ubicado en Livingston (Luisiana).
Albert Einstein fue el primero en predecir la existencia de estas ondas y en su Teoría General de la Relatividad planteó que algunos cuerpos del universo, cómo los agujeros negros liberan energía en forma de ondas gravitacionales que se expanden por el espacio-tiempo a la velocidad de la luz y lo deforman.
“El espacio-tiempo –que es donde vivimos- se estira y se contrae un poco cuando las ondas gravitacionales pasan, así que el objetivo de los observatorios, como LIGO, es medir esa expansión y esa contracción”, explicó el docente Larrañaga.
Para detectar estas ondas, los científicos utilizaron la interferometría, que consiste en lanzar dos rayos laser hacia lados diferentes que luego rebotan y se unen. “Al rebotar el rayo se puede medir la distancia que hay entre los cuerpos y al hacerlos interferir uno con el otro (los rayos) se genera un patrón de interferencia que da cuenta del paso de las ondas gravitacionales”.
Fue el 14 de septiembre de 2015, cuando desde el observatorio se captó la primera señal de una onda gravitacional producida por la colisión entre dos agujeros negros. Esta onda había viajado por el universo durante 1.300 millones de años.
En su momento, Einstein aseguró que los cuerpos estarían tan lejos que las ondas no podrían ser perceptibles en la Tierra; sin embargo, con los avances tecnológicos se logró construir el interferómetro que permitió detectarlas pese a que su estiramiento es más pequeño que el núcleo de los átomos.
Las observaciones a los agujeros negros que dieron lugar al premio Nobel se consideraron extraordinarias, ya que estos cuerpos no emiten luz por lo que son muy difíciles de observar, aun así, se demostró que sí están allí, interactúan y se fusionan.
“Esto en realidad es el primer paso en todo un camino que se va a ampliar en ondas gravitacionales. Hasta el momento, LIGO ha registrado cuatro señales de ondas gravitacionales, pero en los próximos años habrá miles de observaciones registradas y nos permitirá realizar estudios hacia muchas direcciones”, concluyó el docente Larrañaga. AGENCIA UN.
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