Apoyo moral al colega Euris Charris
- Por: Ulises Redondo C.
- 4 ago 2017
- 3 Min. de lectura
Pretender conminar al colega Euris Charris por una investigación hecha con valor ciudadano acerca de unos dineros supuestamente embolatados en el Concejo Distrital de Barranquilla, es otro precedente que se suma a otros tantos que intentan censurar al periodismo en Colombia y coartar su libre ejercicio con responsabilidad.
Según reveló el periodista Euris Charris, la Unidad Investigativa de su portal pudo establecer que están embolatados más de $8.000 millones que han sido sobrante en los presupuestos que ha ejecutado el Concejo Distrital por concepto de pago de honorarios a sus integrantes en el periodo comprendido entre los años 2008 a 2016.
Recientemente, más de 100 periodistas reconocidos en el ámbito nacional suscribieron una carta pública para solicitarle al ex presidente Uribe respeto a hacia los colegas. En Barranquilla y el Atlántico, los gremios deberían unirse, no para defender a ultranza a Euris, sino para no permitir el manoseo hacia el periodista y el poco aprecio que actualmente existe con relación a la profesión periodística la cual tristemente pasó a ser considerada como un oficio, cuando la corte Constitucional dejó sin vigor la Ley 51 de 1975, mediante la cual fue adoptado el Estatuto del Periodista.
Desde entonces, la labor del periodista podría ser remunerada casi o igual que lo que obtiene un albañil o un carpintero por su jornada laboral, con mucho respeto hacia los que trabajan con el cemento y la madera, la diferencia radica en que el periodista profesional fue a la universidad a capacitarse, mientras sus padres pagaban elevadas sumas de dinero por cada semestre cursado.
Hoy el periodista es utilizado cosificado a pesar de los invaluables servicios que presta a la sociedad y a la institucionalidad del Estado. “Estos mensajeros” (que sería el “real” oficio de los periodistas, de acuerdo al desmedro con el que son valorados), estos heraldos de la información salen, de sus humildes hogares para cubrir con la disciplina religiosa de un monje las fuentes noticiosas a cambio de unos ingresos salariales pírricos. Varios de ellos se ven obligados a alquilar un espacio en radio o pagar la edición de un periódico tabloide o de una revista que por la irregular periodicidad de sus publicaciones se convierten en “puedarios”, expresión usada para referirse a aquellos medios de comunicación independientes que salen a la luz pública cada vez que el director del mismo consigue dinero para la edición y publicación.
La sociedad mercachifle ve, actualmente, al periodista como una pieza de museo con poco valor de uso arrinconándolos con desdén en las oscuras bodegas de las mercancías obsoletas.
La crisis de valores morales y éticos de la sociedad en general en donde el precio está por encima de los valores agobia a muchos periodistas y no permite que estos desarrollen su función de manera objetiva e independiente sin coyuntas ni censuras.
Personalmente reitero mi apoyo moral a Euris por sus investigaciones. Además, no creo que el derecho que tiene toda persona a presentar peticiones respetuosas a las autoridades por motivos de interés general o particular y a obtener pronta resolución, tal como está consagrado en el artículo 23 de la Carta Magna, tenga el carácter de chantaje.
Un chantaje es una extorsión. Este término, que procede del vocablo latino extorsio, refiere a una amenaza de difamación o daño que se hace contra alguien con el objetivo de obtener algún provecho de él.
No es menos cierto que algunos colegas, inconscientemente, tal vez por necesidad, se dejan manosear y este trato de menos precio que reciben desprestigia al resto de periodistas. Pero, los periodistas honestos no pueden ser metidos en el mismo saco. Nadie puede ni debe responder por el acto irresponsable de otros.
Apoyamos moralmente a Euris, aferrándonos al anhelo de un cambio social que aclimate las relaciones entre gobernantes y gobernados, entre poderosos y oprimidos. Que dilate, flexibilice las tensiones políticas y económicas entre los miembros de esta sociedad y se entronice la democracia civilizada, pacifista, que labre condiciones de vida apta y digna para todos y oportunidades de éxito para quienes tengan el propósito de lograrlo.
Comments