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Electricaribe, entre verdades a medias y mentiras completas

  • Por: Ulises Redondo C.
  • 11 abr 2017
  • 4 Min. de lectura

Vuelven a repicar las campanas, pero muy pocos van a misa. Suenan las alarmas una y otra vez, pero ya nadie se inmuta. Sopla el lobo mientras el cerdito está impávido. ¿Vuelven los pastorcitos mentirosos?


¿Regresan las verdades a medias, caminando sin zapatos?, ¿la verdad vuelta añico?, ¿las mentiras con piel de oveja?, ¿el engaño con sabor a pavo relleno y lechona tolimense? ¿Para qué correr por alegría o por miedo si ya no hay exigencias bajo el cielo?


¿Otro debate en el Congreso contra Electricaribe, pero sin resultados? ¿Otra mentira? Mi memoria las acumula pero luego, por sobrevivencia se auto formatea y las borra por limitación de mi gigabyte.


La mentira es la madre de la muerte. La asesina en serie más peligrosa de la historia. Homicida confesa que se enorgullece contando con sorna sus víctimas. Es el arma más mortífera usada por quienes desde posiciones de poder: económico, político, social, cultural y religioso sacan ventaja a alguien o de algo para mantenerse agarrados al pináculo del confort.



Entre tanto, dicen que la verdad no ofende ni mata, pero ambas, son violentas, salvo que la verdad es homicida por necesidad, mientras la mentira lo es por naturaleza, o por convicción, que es lo mismo. La verdad asesina en términos aritméticos, la mentira lo hace en términos geométricos. Si las fosas comunes hablaran sería posible salvar un universo de inocentes.


Muchos han muerto, sin saberlo, envenenados por la mentira, para que otros vivan amamantados por ella. Innumerables familias humildes han sobrevivido tras varias generaciones de manera pánfila y por tradición oral “gracias” a que sus cuentos están llenos del engaño que ellos mismos no perciben.


Quien por convicción aprovecha sádicamente la mentira, puede esperar con paciente morbo el desencadenamiento de la tragedia. Quien dice la verdad es un “suicida” compulsivo, pero también puede conducir a sus seguidores al altar del sacrificio. En fin, la verdad tiene más enemigos que la mentira.


¿Para vender engaños, ilusiones y espejismos fue el debate en el Congreso que le “sacó” chispas a Electricaribe? ¿Será que Electricaribe es el nuevo caballito de batalla electoral?



Ya el ambiente está muy saturado con los discursos veintejulieros y los dimes y diretes por el caso de Electricaribe. Ahora lo que necesitamos son cuentas claras y chocolate espeso, resultados claros, explicaciones diáfanas, con documentos financieros en mano, con soportes contables certificados. ¿Dónde está el jurgo de dinero que se llevó esta empresa?, ¿cuánto es?, ¿cuándo lo va a devolver? ¿Quiénes recibieron contratos a cambio de silencio y confabulaciones? ¿Quiénes son los “coimas”?


Hace falta este informe de la “gestión” de Electricaribe y tiene que ser público. Los documentos tienen que conocerlos todos los costeños. Que no vaya a salir algún leguleyo a decir que los archivos y documentos en cuestión son asuntos confidenciales del Estado o hacen parte de la reserva del sumario. No faltará un despistado que diga que es información clasificada de la CIA.


Porque hay cosas que ya se saben, aunque a medias: múltiples apoyos de la Nación a las inversiones de Electricaribe en la región, entre las que se destacan: el aumento de cobertura financiado con el fondo FAER, la mejora de la calidad del servicio financiada con el fondo PRONE, el cubrimiento de riesgos de cartera con recursos del fondo FOES y el alivio de tarifas con recursos del fondo FSSRI.

También sabemos que las altísimas tarifas que pagamos los costeños y en general todos los colombianos son el producto de una “lucida” ecuación matemática creada por la CREG. Fórmula matemática que hurga sigilosamente en los bolsillos ajenos y extrae pícaramente hasta los últimos centavos.

Si Albert Einstein, el más grande de todos los científicos de la historia humana estuviera vivo se hubiera puesto verde de la envidia. Él formuló la teoría de Relatividad Especial, mediante la cual demuestra que la velocidad de la luz es constante y la posición y el tiempo dependen de la velocidad del cuerpo, además descubrió la equivalencia masa-energía, pionera de la energía nuclear.


Pero no hay ningún parecido ente la CREG y Einstein, porque la primera trabaja en favor de Electricaribe, una operadora de este servicio de luz que es más lenta que el camión de la basura o tal vez más que los caballos de los bandidos en la cinta cinematográfica: Por un puñado de dólares en la cual el “chacho” o pistolero héroe que encarna el actor Clint Eastwood, a pesar de que los bandidos lo aventajan en 1 kilómetro de distancia, termina alcanzándolos y matándoos con un revolver de 100 tiros, sin que él sufra el más mínimo rasguño.

También sabemos que en CREG, las tarifas las imponen a su arbitrio una “pléyade” de tecnócratas y no hay Supermán, Hulk o Capitán América que lo pueda impedir porque no hay representantes de los usuarios, como tampoco una discusión abierta, democrática, participativa y de obligatorio cumplimiento.

A través de la Resolución N. 019 del 4 de marzo de 2017, expedida por la CREG, se configura una nueva alza en la tarifa de energía y no hay manera de revertir la decisión, mejor dicho: no hay derecho al berrinche ni al pataleo.

Mátennos con cuchillo y si no lo tienen a la mano háganlo con tenedor, pero nos torturen haciéndonos beber la amarga mentira; amarga como la cicuta que le hicieron beber al pobre Sócrates, aunque el filósofo griego fue obligado a suicidarse por decir la verdad.


uracienfuegos@gmail.com


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