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Los convoyes pasan

  • Por: Moisés Pineda.
  • 22 abr 2016
  • 3 Min. de lectura

Así como las rivalidades regionales nos pusieron a competir, a no coordinar esfuerzos, ni a sumar niveles de excelencia en materia deportiva, igual pasó con el resto de los problemas que nos afectan como territorio, como nicho ambiental y como plataforma de logística para el comercio internacional. Las dirigencias de los cuatro departamentos, Atlántico y Magdalena, que forman parte integral del Delta de la Desembocadura del Río; Bolívar, que tiene más del 90% de su Territorio comprometido en ese complejo ambiental fluvio- marino y Sucre, que estima que lo suyo es marginal en el sistema- muy a pesar de tener allí el Santuario de Flora y Fauna de El Corchal y la Bahía de Barbacoas-, carecieron de la capacidad para encontrar en la Seguridad Hídrica, en el agua- por exceso o por defecto- una razón para operar de manera coordinada, complementaria y especializada. Regionalmente. No tuvieron la capacidad de prospectar colectivamente el efecto que tendrán en el suministro de agua potable para los sistemas metropolitanos de Barranquilla, Cartagena y Santa Marta- en los que se concentrarán casi ocho millones de habitantes-, los eventos extremos de lluvia y sequía, el deshielo de la Sierra Nevada, el aumento en dos grados la temperatura en la Región y el incremento del nivel del mar, en más de cincuenta centímetros, en los próximos cuarenta años, con la consiguiente intrusión de la cuña marina.

Pudieron haberlo abordado como un tema Regional y no lo hicieron. Los cuatro entes territoriales, no pudieron encontrar razones para abordar el problema de la Seguridad Alimentaria que es afectada por deficiencias en la infraestructura de los Distritos de Riego, por la intervención antrópica en tres sistemas comunes para la producción de alimentos en El Caribe, a saber: La Mojana, El Canal del Dique y la Ciénaga Grande de Santa Marta.

Pudieron ponerse de acuerdo en el sentido de que la producción de comida nos afecta a todos, que es un asunto del ámbito Regional, no lo hicieron y prefirieron seguir cada uno inventando soluciones por su lado y compitiendo por la misma bolsa de recursos nacionales. Pudieron haber encontrado, conjuntamente con los Distritos Caribeños, una razón para buscar un acuerdo en el hecho de evaluar la competencia comercial que el Super Puerto de El Mariel- en Cuba- y Puerto Antioquia- en Turbo-, les abrirán al sistema portuario Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, frente a las oportunidades de fragmentación y aglomeración de contendores que brinda la ampliación del Canal de Panamá.

Pudieron ponerse de acuerdo en la necesidad de defenderse de esa amenaza global y no lo hicieron. Tal vez, porque sus Alcaldes no se han percatado de la existencia de una Ley de la República que les permite, a los tres Distritos Caribeños, conformar un Área Metropolitana sin que se les exija la contigüidad de los territorios y que la Constitución les permite hacer lo mismo con una o más entidades departamentales para conformar una Región de Administración y de Planificación.

Pudieron actuar metropolitana o regionalmente y no lo hicieron. Y, si los antioqueños logran salir al Pacífico con su proyecto de “Tren Verde” desde Medellín, ténganos Dios de su mano. El Mariel y Antioquia se convertirán para nosotros en una tenaza entre Estados Unidos y Europa ad portas de Panamá. Ni siquiera esta amenaza nos conmovió para retomar la propuesta del llamado Diamante Caribe/ Santanderes”, el viejo camino que en 1894 exploró Santiago Pérez Triana para llegar a Europa desde Bogotá, de manera segura y económica, siguiendo las rutas acuáticas del Meta, el Vichada y el Orinoco y articulando las ferrovías del Zulia con el Río Magdalena para contar con accesos y salidas, hacia y desde Europa, por Puerto Ordáz y el Golfo de Maracaibo. Hoy, además, buscamos una salida hacia el Pacífico por Buenaventura, reconfigurando, geopolíticamente, “El Triángulo de Oro” en un “poliedro policéntrico” Pudimos ponernos de acuerdo para funcionar como un sistema de nodos urbanos y portuarios en la estructuración de este nuevo diseño territorial en el que, teniendo la llave, los cartageneros dejan pasar, como si nada, que se dé la posibilidad de contar con un Puerto Internacional en Barrancabermeja usando el Canal del Dique, una vía artificial cuyo funcionamiento convertirá las playas de Cartagena de coralinas a fangosas, acabará con los corales de las Islas del Rosario y le disputará al puerto cartagenero la carga de introducción. Ni siquiera eso nos puso a pensar regionalmente en la defensa del interés común. Igual que hará pronto cien años, los “Tres Puertos Colombianos” de que habla Nichols en su obra homónima, ubicados en una franja territorial inferior a la que hay entre el Sur y el Norte de la Ciudad de Miami, persisten en una ruinosa competencia. Pudimos cambiar el panorama actuando Regionalmente. No lo hicimos. Esperemos que se trate de un “aplazamiento” y no de algo peor.

Yorumlar


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