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Las diferencias entre el diálogo con las FARC y el ELN

  • Foto del escritor: Redacción Acta diurna
    Redacción Acta diurna
  • 3 abr 2016
  • 5 Min. de lectura

Las delegaciones del Gobierno Nacional y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunciaron la semana pasada que entrarán a la fase pública del proceso de paz y dieron a conocer la agenda acordada, que tiene similitudes, pero también diferencias con la planteada en la negociación que se adelanta con la guerrilla de las FARC.

Las diferencias están no sólo en el contenido de cada temario, sino en el mismo avance de los procesos. Por ejemplo, con las FARC hacer la agenda tomó seis meses, mientras que con el ELN necesitó dos años y dos meses. Y aunque al mirar punto por punto las agendas, son notorias las coincidencias, también existen diferencias.

Por lo pronto, así resulta la comparación punto por punto de las agendas para los diálogos con las dos guerrillas.

1. Primer punto, con diferencia Para las FARC el primer punto de la agenda fue ‘Política de desarrollo rural’, en el que se habló del derecho a la tierra de los campesinos, programas de desarrollo rural, servicios básicos para el sector rural y se acordó la creación de un fondo de tierras para los campesinos. Para el ELN es la 'Participación de la Sociedad en la Construcción de Paz', en el que plantean que se recogerán propuestas de la sociedad civil para tenerlas en cuenta en los acuerdos, especialmente tratando de solucionar los problemas de las regiones. Esta parece ser la diferencia más grande entre la discusión de las dos mesas, pues la prioridad de dicha participación estará en el centro de debate con el ELN; mientras que con las FARC, solo en las reglas de funcionamiento se habló de recibir propuestas, pero sin darles mayor trascendencia.


Esta diferencia y los tiempos tomados en la etapa previa podrían conducir a una negociación que se extienda en el tiempo más de lo que ha tardado la mesa de La Habana. 2. Política y ciudadanía

En la agenda de las FARC el punto dos fue la ‘Participación Política’, en el que pidieron garantías para la oposición, los movimientos sociales y el ejercicio del derecho a la propuesta. En la otra agenda, figura 'Democracia para la paz', con el que quieren realizar un debate sobre la participación de la ciudadanía para “mejorar su realidad”. Allí mismo se quiere tratar el tema de la manifestación pública y la movilización ciudadana, así como la situación jurídica de los sindicatos y los condenados en las protestas; por lo que pueden coincidir intereses de los dos grupos guerrilleros. Sin embargo, como en otros puntos, todavía hay cosas por definir con las FARC, por lo que también nace la preocupación de que la nueva discusión dilate ese proceso.

3. El tercer punto cambió

Luego de definirse la ‘Democracia para la paz’, en el diálogo entre el ELN y la delegación del Gobierno, lo siguiente a discutir serían las ‘Transformaciones para la paz’, sobre lo que se plantean tres componentes: elaborar propuestas transformadoras que respondan al debate del segundo punto y solucionen problemas de las regiones; crear programas contra las brechas sociales, la corrupción y la degradación ambiental, y diseñar planes integrales con enfoque territorial, aspecto similar a los proyectos productivos para el sector rural y para quienes dejen los cultivos ilícitos, que plantearon las FARC.

Contrario al caso del ELN, con las FARC no se abordó un punto general de ‘transformaciones’, sino que el tercer punto busca el ‘Fin del Conflicto’, que finalmente consiste en todo el proceso de dejación de armas y reintegración de desmovilizados a la vida civil, y que por su complejidad se dejó para lo último, siendo el que aún tiene estancada a la mesa. 4 y 5. Ya hay avances en los temas

En el cuarto punto, las FARC contemplaron el tema de drogas ilícitas. Ya superado, se hizo el compromiso de que el grupo insurgente pasaría a ayudar a erradicar el cultivo de drogas y el gobierno ayudaría a las familias dedicadas a esa actividad, con proyectos productivos. Mientras tanto, en el quinto punto del ELN, la discusión será sobre las víctimas, tema que se abordó por las FARC como quinto punto. Antes de que empiece en forma el nuevo diálogo, el gobierno ha dicho que a esta altura se tomará lo ya acordado con las Farc, aunque se ve que falta tiempo para el momento de esa discusión. Dados los avances en la negociación de paz con las Farc, eso preocupa, pues lo ideal sería un acuerdo pronto con el ELN, que le daría viento fresco a la mesa de La Habana, ante la prevención referente a cómo ese grupo activo se comportará frente a los desmovilizados de las Farc. 6. En el último punto coinciden

En las dos agendas el último punto se refiere a la implementación de los acuerdos. Las FARC dicen que con la firma del acuerdo final se pondría en marcha todo lo acordado, mientras que el ELN menciona un ‘Plan de Ejecución’, en el que incluyen la verificación y el cronograma y especifican que tendrá dimensiones jurídicas, políticas, sociales, económicas y diplomáticas. En este punto queda de por medio el apoyo internacional, ya confirmado de la ONU y la CELAC para hacer la verificación del cese el fuego y de las hostilidades, así como de la dejación de armas por parte de las FARC. Lo que parece más conveniente es que ese proceso se hiciera a la par con el del ELN. Pero esa idea suscita la preocupación de que la firma de la paz con las Farc se dilate más. Las reglas de funcionamiento

Las dos mesas definieron reglas para iniciar los diálogos, en lo que también se dan diferencias. La primera sobre quiénes serán los negociadores de la subversión: con el primer grupo se supo de inmediato, con el ELN solo se tiene certeza de que el jefe negociador será Eliécer Erlinto Chamorro Acosta, alias Antonio García, junto a Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán. Por parte del Gobierno, la negociación secreta la dirigió Frank Pearl, pero no se ha ratificado que él vaya a ser el jefe negociador en la fase pública. Hasta ahora lo acompañan José Noé Ríos, Jaime Avendaño Lamo y el general en retiro Eduardo Herrera. Sí resulta igual a la las FARC, cada delegación pondría como número máximo 30 personas, de las que diez pueden participarán en las sesiones, cinco de ellas con la vocería y cinco, suplentes. Sobre las sedes para realizar las sesiones vuelven las diferencias. Con las Farc, tras la instalación en Noruega, se definió como único lugar La Habana (Cuba); con el ELN podrán hacerse rondas en Ecuador, Venezuela, Chile, Brasil y la misma Cuba, sin que se sepa en qué orden, por cuánto tiempo o bajo cuáles condiciones. Esos países, junto a Noruega, serán garantes del proceso, marcando así otra diferencia: los intermediarios con el ELN serán más. Una diferencia final es que en el proceso con las FARC el gobierno se hizo responsable de la financiación para el funcionamiento de la mesa, mientras que los gastos para el diálogo con el ELN serán asumidos por un fondo de cooperación internacional, cuyos aportantes también están por saberse. COLPRENSA.

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