¿Por qué fracasaron las consultas?
- Por: Dany Oviedo M.
- 18 dic 2015
- 3 Min. de lectura

El pasado domingo se realizaron las consultas internas de partidos para las elecciones de octubre de 2015 certamen en el que participaron sólo 4 partidos de los 12 con personería jurídica (Polo Democrático Alternativo, Partido Liberal, Centro Democrático y Partido Conservador), y al que acudieron 1.065.555 ciudadanos equivalente a un 3,22% del censo electoral nacional en 9.956 mesas de 5.973 puestos habilitados por la Registraduría Nacional del Estado Civil con un costo de alrededor de $18.000 millones.
Debido al planteamiento de que existe una baja participación de los colombianos en las consultas y al costo de éstas, se ha abierto nuevamente un debate, como en todas las consultas realizadas hasta ahora, sobre la conveniencia y la justificación de estos eventos electorales. Los críticos indican que la inversión es exagerada, que es dinero público perdido y que los ciudadanos no participan decididamente y hasta hay algunas voces que echan el agua sucia a las autoridades electorales.
En respuesta a ello Carlos Ariel Sánchez, Registrador Nacional, afirmó que los resultados superaron las expectativas y por su parte los líderes de los partidos políticos que participaron han salido a defender el sistema de consultas como positivo, toda vez que son las bases las que eligen a los candidatos o a quienes tomarán las decisiones dentro de los partidos.
Pero los argumentos de los críticos de éstos procesos no van dirigidos a la causa del problema, pues son los partidos y no las autoridades electorales y los ciudadanos los culpables de que en Colombia las consultas no hayan capturado la atención de los votantes, pues salvo contadas excepciones, nunca las han promovido de manera seria y decidida como mecanismo para conformar sus listas para corporaciones públicas o para elegir candidatos a cargos uninominales como la Presidencia, las gobernaciones o las alcaldías.
Un claro ejemplo de ello, es que la mayoría de colombianos no pudieron participar porque, a excepción del Polo Democrático que fue el único que realizó una verdadera consulta a nivel nacional para elegir a los 766 delegados que conformarán a mediados de mayo el IV Congreso de esa colectividad, los otros tres partidos sólo las convocaron en Bogotá y algunos municipios pequeños y departamentos sin fuerte caudal electoral.
De más de 1.100 municipios que tiene el país, el Centro Democrático realizó consultas en sólo 53 municipios del país (4,8% de éstos), incluyendo Bogotá; el Partido Liberal consultó en Bogotá, 9 municipios de 4 departamentos y en un departamento. Por su parte, el Partido Conservador hizo las suyas en 17 municipios de 6 departamentos, sin contar con Bogotá.
Y esto se refleja en los resultados, mientras que el Polo obtuvo el 78% del total de votos emitidos en el país (unos 831.450), por la consulta liberal votaron 103.370 (menos del 10%), el Centro Democrático obtuvo 67.049 votos (6,3%) y los conservadores 63.686 (6%), con un 98,98% de mesas informadas.
Con respecto a los gastos en que incurre la Nación, es sabido que la democracia no es barata y si lo vemos en perspectiva 20.000 millones son sólo el 4% del presupuesto de la Registraduría del Estado Civil y sólo un 0,008% del presupuesto nacional para 2015.
Es entonces en los partidos y no en los extremos de la ecuación (ciudadanía y Estado) donde está el verdadero problema de la democracia colombiana y la causa de que los militantes y seguidores de los partidos políticos vean coartado su derecho a participar y de que los recursos no se utilicen de manera más eficiente, pues si todos los partidos -incluyendo a los 4 que hicieron el ejercicio- hubiesen celebrado consultas en todos los municipios del país, cada voto hubiese sido mucho más barato que los $17.000 que costó cada uno en esta ocasión.
Por ello es urgente que los partidos se responsabilicen y se comprometan a promover una mayor cantidad y calidad de este tipo de escenarios democráticos, pues las consultas sirven, sobre todo, para acabar con la vieja costumbre antidemocrática del “bolígrafo”-que nuevamente se utilizará en la mayoría del país para designar a los candidatos-, sobre todo cuando en la reforma de equilibrio de poderes viene ganando terreno la implementación de listas cerradas en todas las elecciones plurinominales y es posible también que en la medida que se fortalezcan los partidos y las consultas se lleven cabo para todas las elecciones, se pueda reducir la compra del voto, al definir éstas quienes son los miembros de los partidos que integrarán las listas de candidatos a corporaciones públicas.
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